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Ágora: Las cosas como son o el triunfo del oportunismo

Por Emanuel del Toro

Las cosas como son o el triunfo del oportunismo.

Sabedores del costo político que las incongruencias de un gobierno federal que predica una cosa pero hace otra, en San Luis Potosí nos han cambiado por un puñado de escaños legislativos. Nos vendieron por obtener la mayoría en el congreso. Flamante 4T la que hoy nos gobierna en lo nacional, sostenida por cualquier cantidad de perfiles de la más ínfima calaña, entre corruptos del viejo régimen que pretenden lucir de cara lavada, misóginos y/o violadores amparados por sus respectivas juanitas, narcos de todo estilo y reputación, así como una muy amplia variedad de rufianes “redimidos” por la testarudez y soberbia de un Presidente que se siente más allá del bien y del mal.

Para el caso de nuestra localidad, mejor en Morena-SLP tuvieron más dignidad y vergüenza que en Palacio Nacional para verse representados para buscar la gubernatura, por un delincuente libre por fallas en el procedimiento y que aún hoy tiene cuentas pendientes con la justicia; una pena que ese valor no se hiciera extensivo para evitar la imposición de candidaturas en otros cargos de elección, producto de negociaciones entre cúpulas. De cualquier manera, ya habiendo ganado Gallardo Cardona, es un hecho que tales cuentas pendientes han de quedar congeladas por los siglos de los siglos.

Si realmente se aspira a sacar algo de provecho, la lectura de lo ocurrido en estas elecciones para San Luis Potosí, tiene necesariamente que estar más allá de preguntarnos quién ganó o perdió más. Porque el que ambos bandos –oposición y gobierno–, muestren en la actual coyuntura una decreciente capacidad de movilización electoral, dice mucho más de la responsabilidad colectiva de una sociedad fracturada simultáneamente entre la polarización y la desafección, que de la tozudez o incapacidad de un Ejecutivo que no ha dudado en hacer lo necesario –incluso hacer caso omiso de la militancia local de su propio partico– para mantener el control del congreso federal y seguir gobernando sin escuchar.

En el balance social, lo menos por decir es que la suma entre un Estado débil y un pueblo pobre que idolatra a quienes están fuera de la ley y los pone como modelos de éxito, da lo de hoy: Un país que sólo existe en la ficción de los libros y de leyes inoperantes, que rara vez se cumplen, pero se usan de continuo con criterios políticos para hundir opositores o premiar a los cercanos al poder.

El resultado en San Luis Potosí, es una mezcla trágica entre el valemadrismo de una mayoría del 50%, a la que votar le tiene sin cuidado, porque dicen que todos son iguales, sin entender que los hay mucho peores; el cortoplacismo de los menos, aproximadamente un 20%, que por cualquier cosa venden su voto, porque al menos dan algo; y el inútil divisionismo sectario de una multiplicidad de opciones políticas, que salieron a votar por la libre, pero incapaces de anteponer sus diferencias en pro del bien común, y total que hoy ni chairos ni fifis, terminaremos todos rehenes de una gavilla de narco polleros que administran el poder público, cual si de una granja en un drama orwelliano se tratara.


Todo ello sumado a un grosero manoseo entre cúpulas dirigentes de todos los partidos, jugando a negociar la voluntad de millones en una mesa, mercadeando posiciones de gobierno y clientelas a cambio de tranquilidad una vez alejados del poder. Al final el único denominador común es la imposición de la voluntad de un centro político acostumbrado a imponer su voluntad al costo que sea. Real politik llaman al grosero impulso de hacer lo que al poder de turno más le conviene. Total, si por ahí a alguien de a pie se le ocurre cuestionar contradicciones, hoy como ayer le dirán que hay "razones de Estado", de pragmatismo, de eficiencia política, que el vulgo, los simples mortales de a pie, el "pueblo sabio y bueno" (sólo cuando al señor Presidente le conviene), jamás entenderán.


Si es que alguna vez se aspira a darle solución a tanta mezquindad y oportunismo, es necesario decirlo sin tapujos: No hay soluciones dentro del sistema. Ya es momento de ir abriendo los ojos. El posicionamiento del Verde como primera fuerza política de San Luis Potosí, es prueba fehaciente de lo poco que importa la ciudadanía y la participación democrática en el juego político. Cuando lo único que basta para conseguir el poder son carretadas de dinero para comprar voluntades y desde luego, la voluntad a favor de quien desde la presidencia del país manda.


¿Cómo puede estar Morena SLP y el Presidente mismo, a favor de algo así? ¿Dónde quedo la congruencia señor Presidente, dónde todo aquello por lo que lucho durante décadas? Al final, lo que en breve ha de gobernarnos, es una auténtica carcasa que sólo existe en el papel, el partido de las cuatro mentiras; porque ni es partido, ni es verde, mucho menos ecologista, ni tiene presencia efectiva en todo México, pero nada de eso importa, cuando se cuenta con el favor del Presidente y con la complicidad de una sociedad que subestima su propia importancia como factor decisivo de la vida pública, cualquier cosa es posible.


No cabe duda que no decidir, es también una manera de decidir. Quizá la más atroz; quien gana lo hace con sólo 2 de cada 10 votos posibles a su favor, es decir 80% del electorado en contra. Con lo que me sirvo para decir que no sólo son culpables los que votaron, también lo son, y por partida doble, los que no; el triunfo del más impresentable de los candidatos a la gubernatura, es también el logro de una mayoría, que por mucho que hoy se diga decepcionada e inconforme con el resultado, no se organizó jamás para convencer a sus familiares de votar por una mejor opción, incluso de asegurarse que realmente votaran. Lo que es más, ahora mismo, esa verdadera mayoría, que sobrepasa el 50%, no está siquiera apoyando en lo legal para las diversas impugnaciones que en teoría podrían darse.


En el nivel más simplista de la cuestión, el triunfo de Gallardo es el triunfo de Palacio Nacional por poner en la gubernatura a un hombre que se asume afín a sus intereses. Pero no queda ahí, significa también la prevalencia de un modo de hacer política que contradice en lo absoluto el discurso que la llamada 4T sostener con el combate a la corrupción como mayor baluarte; el contrasentido que esto supone es algo así como: Para combatir a la corrupción de los adversarios del presidente, te debes aliar con otros igual o peores de corruptos. ¿Le parece inútil este deslinde de responsabilidades por lo ocurrido en las últimas elecciones con el triunfo de más infame e impresentable de los candidatos, porque piensa que el sistema siempre ha funcionado así y no tiene de hecho remedio?


Déjeme decirle algo muy claro: La verdad es la verdad le duela a quien le duela, y los Gallardo son unos delincuentes aunque hayan sido o no elegidos o impuestos por el Presidente. Por lo que toca al candidato de la coalición “Sí por San Luis”, cuya última declaratoria respecto a la elección extrañamente fuera que acataba el resultado aunque observa que la elección no se llevó con apego a la ley, cabría recordarle que los resultados de una elección se acatan cuando hay apego a la ley. Aceptar reconociendo que no hubo tal, te vuelve cómplice. Por lo que toca al Presidente y su llamada 4T, no me queda sino recordar algo que siempre he pensado y sigo creyendo a pies juntillas con todo y que en 2018 yo mismo voté por lo que se suponía que este representaba: Principios nos harán gobierno señor Presidente; si llegar exige negarlos, ganar se vuelve una derrota brutal.


Por cierto que más triste e incomprensible que políticos mintiendo por poder y beneficio es ver a una sociedad empeñada en querer creer que no se ha equivocado al elegirlos. Y lo hacen, porque de admitir su error, si fueran congruentes, estarían por fuerza obligados a remediarlo y actuar en consecuencia. Por eso y no otro motivo es que a la fecha en San Luis Potosí hay todavía personas que pese a las evidencias de lo ocurrido con la última elección de gobernador, se empeñan en pensar que ser acríticos con las contradicciones y/o los contrasentidos del Presidente al apoyar a un delincuente como Gallardo para imponerlo como gobernador es el más franco y honesto modo de contribuir a que todo aquello que se supone que representa la 4T se llegue a cumplir.


Ante lo cual cabrá recordar lo que dijera alguna vez George Orwell: Un pueblo que elige corruptos, impostores, ladrones y traidores, no es víctima, es cómplice. Bien merecido nos tenemos todo lo ocurrido y más.

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