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Al Robot: Amor a la estética

Por Edgar Tercero.

Amor a la estética


A través de los años vemos como cada generación disfruta de elementos que van sumándose a la vida cotidiana, sistemas cerrados exclusivos para un grupo selecto se masifica cuando se logra probar su uso masivo, pero siempre agregando elementos estéticos que captan la atención de chicos y grandes creando en cada uno la expectativa para poseerlos.


Llegar a la masificación de las tecnologías es un proceso que en ocasiones puede resultar un éxito comercial que beneficia a varios sectores, pero en otras ocasiones a pesar del gusto por los usuarios puede ser que alguien se vea afectado y se oponga a lo que para otros podría ser un avance.


Debemos reconocer que existe un sector que los humanos favorecen más que otros, como las profesiones donde se da mayor valor al medio artístico, con lo cual me refiero al arte, la música, el cine, la televisión, las joyas, todos esos elementos estéticos que entretienen nuestra vida, donde sus creadores pueden llegar a ganar en un mes lo que gana un profesor, médico o ingeniero en un año. Sin embargo, hay ocasiones que las tecnologías actuales han provocado que estos creadores sufran bajas considerables en sus ingresos.


Un ejemplo de ello es la música, que derivado a la llegada del mp3, la piratería de sus canciones representaba en millones de descargas de sus canciones de las cuales nada iba para sus bolsillos, de esta manera se tuvieron que cerrar varios servicios de redes punto a punto como napster, porque artistas reconocidos iniciaron acciones legales, algo que no gusto mucho a los usuarios y esto continuaría sucediendo por años gracias a los diversos reproductores mp3s que salieron en los años que le siguieron. Con la llegada de las plataformas de streaming se trato de solucionar el tema legal con suscripciones mensuales, pidiendo los derechos a los artistas, a quienes se les paga por reproducción de sus canciones, pero esto beneficia más a las empresas que a las personas porque ellos reciben centavos, así que al tratarse de una banda independiente no podrán gozar de esas ganancias, que antes con la venta media de sus discos obtenían una suma considerable.


Si a lo anterior le agregamos que el algoritmo de estas plataformas siempre dará recomendaciones sobre lo que más le gusta escuchar al público, así como sus partes favoritas, dejan fuera a todas las bandas no conocidas, inclusive se cambian las letras de canciones para colocar más puntos dentro de la pista con los elementos que todos quieren escuchar. Esto hace referencia al tema de burbujas que he platicado en otros artículos.


En resumidas cuentas, se beneficia la empresa, pero no la persona. Tendrá que buscarse un punto medio, porque el público busca ese entrenamiento, lo ha hecho desde hace mucho tiempo, pocas veces se detiene a pensar algo cuando algo estético aparece llenándole los ojos con gran emoción. Lo estético vende, tal vez ahora no se trata de un lugar, pero se puede llegar a las mentes de las personas a través de las redes sociales, acercando a personas comunes y corrientes logrando así la idea que todo eso que vemos se puede alcanzar.


Un ejemplo claro de esto se observa en los celulares, cuyos fabricantes sacan una versión nueva constantemente, inclusive cada año, y las variantes son realmente mínimas pero los costos son exorbitantes. Lo que pareciera ser un insulto para sus clientes, al agregar un par de cámaras más (que nunca van a utilizar al 100%). Aumentar o reducir pantalla, colocar más colores, hacer que luzca más, pero por dentro las mejoras son mínimas, inclusive casi inapreciables por un público general.


Hay personas que prefieren pequeñas máquinas, pagar un gran precio a tener una computadora que puede irse incrementando con el pasar de los años, agregar más memoria, cambiar procesadores, actualizar tarjeta gráfica, pero a los celulares solo se les deshecha porque no se puede mejorar en absoluto, hasta que el fabricante saque una nueva cajita y le agregue un par de botones más o luzca más bonito.


Veamos como se compran productos digitales como el primer Tweet que mando su fundador, metiéndolo a subasta utilizando NFTs, cosas que no sirven para la vida, pero se tiene la idea de una gran satisfacción al poseerlo. Recordemos un poco como en todo el mundo se descargaba la aplicación de Pokémon Go para coleccionar todos los Pokémon que aparecían por la casa o las calles, esto es un fenómeno social interesante, y refleja mucho el futuro hacia donde se dirigen las tecnologías actuales, pero debemos observar la pintura completa, no se trata de crear más aplicaciones similares, sino de crear todo un universo donde podamos tener la misma experiencia, el poseer algo que nos haga destacar ante otros.



Es allí donde en mi opinión veo el gran fenómeno que podría llegar a ser el metaverso, sin que esto signifique que no estemos viviendo esa experiencia en la actualidad, donde cada vez más vivimos en un universo digital, aparentando algo que no somos para recibir likes de las personas que nos rodean en el mundo real. Así que no es un concepto nuevo, e inclusive podría ser que el metaverso no sea su siguiente forma, pero si pudiera sembrar las bases para que algo surja de allí, inclusive habrá que ver las reacciones de los creadores de contenidos para este universo, artistas y demás que verán su versión digital, inclusive se podría vender su imagen sin que les repercuta en un aumento económico bien remunerado.


También debemos tomar en cuenta las repercusiones en el consumo de energía, más horas conectadas, personas, dispositivos, que requieren del uso de combustible, sitios especiales para albergar datos, más procesamiento, memoria, discos o sistemas de almacenamiento, para lo cual se deberá buscar el uso de energías sustentables para no depender de los combustibles fósiles contaminantes pero escasos en algunas regiones. Sobre todo, en esas regiones con climas extremos que requieren de sistemas de calefacción para no sufrir durante el invierno.


En la búsqueda de ser eficientes nos volvemos menos resilientes, utilizando lo más barato y práctico sin tomar en cuenta las repercusiones futuras, tenemos dispositivos inteligentes que podemos utilizar en todo momento y lugar, pero sus componentes están diseñados para volverse obsoletos en poco tiempo, no se pueden expandir, son cajas cerradas que solo los fabricantes conocen sus componentes. Eso es impráctico además de poco útil, pero muy pocos se lo preguntan antes de realizar una compra, inclusive algunas personas reclaman a sus empresas porque no les cambian de equipo con mayor frecuencia.


Esto me ayuda a concluir con la idea de que un metaverso como el que se esta creando no se ve tan descabellado, pudiéndose materializar algo interesante a futuro. Antes se compraban discos para todo, música, películas y videojuegos, hoy se pueden descargar en línea o mejor aún disfrutarlos en la nube sin descargarlos, solo contar con un buen internet y disfrutar de todo lo anterior por una membresía mensual.


¿Qué tan lejos estamos de vivir vidas virtuales?


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