top of page

Agora: El tercer informe de gobierno o el león no es como lo pintan

Por Emanuel del Toro

El tercer informe de gobierno o el león no es como lo pintan.

Como de hecho ocurre con cualquier otro informe de gobierno, el hecho por el Presidente López Obrador al llegar a la medianía de su gobierno, ha resultado en el mejor de los casos una colección discursiva de sus mejores aciertos de su gobierno. Lo mismo han hecho de continuo la totalidad de las administraciones que le precedieron, no hay pues en el tema, nada nuevo bajo el sol, los informes de gobierno son así, raro es el que se articula para pasar revista con seriedad. Sin embargo, es de reconocerse que aunque parcializada, el retrato gubernamental ofrecido por el mismo difícilmente puede decirse que no veraz. Es un hecho que si algo ha caracterizado a su gobierno es una búsqueda permanente por romper inercias de la vida pública del país, sin comprometer por ello las perspectivas presentes y futuras, a través de un programa de gobierno en el que las políticas sociales han vuelto a jugar un papel clave. Lo que no quita para decirlo con claridad que más que un recuento de lo más representativo hecho por el gobierno en un año, el informe como tal termine siendo más un evento publicitario, que la ocasión de lo que debería de ser: una revisión seria y concienzuda de lo hecho y lo que ha quedado por resolver. Y si un evento de tal magnitud termina siendo la ocasión de promocionar los logros, no menos importante será reconocer que siempre habrá estadísticas y/o datos en frío al por mayor que confirmen o desmientan lo dicho por el oficialismo. Con sus más que necesarios matices, porque habrá que decir que si algo hay por tenerse en cuenta en el tono que se ha manejado en esta ocasión, es la distancia que toma de su estilo habitual que tienen sus intervenciones matinales salpicadas de comentarios personales y alusiones históricas, donde el denominador común es la crítica por lo que nunca ha duda en reconocer como el periodo neoliberal. Una crítica que se si bien ha sido recurrente en términos de discurso, parece más un estrategia por mantener la simpatía de su electorado, que una realidad. Visto de ese modo, el último informe también dejó en claro también la importancia que el Presidente otorga a su diálogo necesario con las élites nacionales y otros sectores sociales, que no constituyen en lo absoluto la base popular del movimiento político que lo llevara a Palacio Nacional. Lo digo de este modo, porque si algo hay que se puede destacar en términos positivos –con todo y que el tema que se llevó las palmas fuera la polémica suscitada por la idoneidad de tomar las remesas como un hito histórico a celebrarse–, es que en el balance macroeconómico la suya parece una gestión gubernamental mucho más parecida a la de los gobiernos de derecha –hoy oposición– con los que siempre ha intentado diferenciarse. Y es que pese a su permanente distanciamiento discursivo, paralelismos con estos no le han faltado, desde el mantenimiento de una relación de apertura con los Estados Unidos, pasando por una férrea reticencia al endeudamiento público y un mejoramiento de la recaudación fiscal sin recurrir al aumento de impuestos, así como fortalecimiento de la moneda sin intervenciones anómalas del banco central y un muy sano equilibrio de las finanzas públicas, todo ello en un tiempo excepcionalmente incierto por razón de la pandemia por covid-19. No hay pues pocas razones para pensar que muy a pesar de lo que la oposición pregona, la de López Obrador ha resultado hasta el momento, una administración lo bastante prudente como para poder decir que lo ha hecho mucho más que aceptable. Por qué entonces queda tan mal sabor de boca con todo y que no faltan motivo para sentirse conformes. Lo obvio es decir que si bien se enunció lo que ha salido bien, poco o nada se dijo de lo que no. Porque si la lista de sus aciertos es por demás importante, no menos complejos son el tipo de problemas a cuya respuesta no ha acertado en lo absoluto. Problemas tan severos y preocupantes como el aumento de la violencia producto del crimen organizado y consecuente militarización del país que hoy por hoy excede a lo estrictamente de seguridad, o la escases de medicamentos por una mala gestión de suministros y el fracaso del Insabi para garantizar salud gratuita y universal, ni que decir a consecuencia de estos últimos dos problemas, el millar de víctimas directas e indirectas que la pandemia ha dejado, nada de esto fue objeto siquiera de mención. Pero tampoco es que se le pueda pedir mucho más –no al menos en las actuales condiciones internacionales– y eso sí que debería ocupar a sus adversarios de cara al 2024, porque ante el descredito que estos viven y su incapacidad para ofrecer algo mejor que lo que hasta este momento han dado, en el balance final el último informe de gobierno puso en perspectiva una gestión por demás responsable de quien siempre fue tomado por encarnación de un peligro para México. Porque aún con lo que se quiera criticar en su desempeño gubernamental, la suya ha resultado una administración que además de sobria ha puesto en ejemplo que si es posible mantener una sana política económica y además invertir en políticas públicas que ayuden a los sectores más vulnerables. Lo que no quita de decir que lamentablemente muchos de los propios programas se han estado asignando con sesgo clientelar; una de cal por tantas de arena –se diría en la calle. Al final del día si bien este tema está lejos de agotarse, no menos cierto es que como se dice coloquialmente: el león no es como lo pintan. Y al final, más que un peligro para México, la de López Obrador parece más la continuación de una forma de hacer política que la apuesta disruptiva y/o severamente transformadora que alguna vez pregonó.

Aviso Oportuno

1/13
1/467
diseño banner 1.1.jpg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
la lealtad (1).jpg
LA LEALTAD NOTICIAS 243 X 400 (4).jpg
bottom of page