Ágora: Creer es crecer

Creer es crecer. Encontrar y ejercer métodos ordenados para reflexionar lo que se ha vivido, no sustituye en modo alguno el aporte de vivir los cambios que vamos atravesando a lo largo de la vida. Los procesos de curación [como la terapia o el perdón], son medios para crecer, no fines en sí mismos. Cuando la incertidumbre pone en entredicho nuestra voluntad, no por mucho analizar se vive mejor. Si lo que se encuentra a examen es el modo como hemos vivido, lo mejor que nos puede ocurrir no es tener bien calada la mejor respuesta posible, sino su pleno ejercicio. Porque la claridad de pensamiento sólo toma sentido cuando la capacidad de acomodar nuestras ideas, es consecuente con su realización. El punto para lograrlo no es haber trascendido toda duda para actuar, sino estar dispuestos a hacer todo aquello por lo cual creemos estar aquí, aun si no contamos con la certeza para hacerlo. El punto es creer (en uno mismo), confiar y crecer. El aprendizaje no es requisito para actuar. Si bien acumular experiencias puede brindar soporte a muchas de nuestras decisiones, porque nos ofrece la oportunidad de tener ensayos previos, no constituye la condición para emprender y actuar nuevos posibles. El único modo de ir a donde nunca hemos llegado, es hacer todo aquello que jamás hemos intentado. Nunca estaremos en condiciones de conocer el alcance de nuestras capacidades, si no estamos dispuestos a correr el riesgo de equivocarnos, porque más que fallas, los intentos que no han resultado como esperábamos, son un medio para aprender a resolver los retos de la vida de un modo que hasta hoy desconocíamos. Si renunciar ante el miedo de equivocarnos nos degrada, poner a prueba nuestras aptitudes nos dignifica. Aun si todo parece incierto, nunca te des por vencido, que no fracasas hasta que dejas de intentarlo. La plenitud es una cuestión para lo cual es indispensable tener claro que nuestra autorrealización no es una opción, sino una prioridad. En cuanto al miedo, su presencia debe servir antes que paralizarnos, para mantenernos siempre alerta y concentrados. Porque crecer, exige el ejercicio constante de todas nuestras capacidades. El punto sobre el que hay que poner especial atención para que ello ocurra, es aprender a ser flexibles, Después de todo el cambio es la única constante de la vida, pero lo esencial siempre permanece. La fe [en uno mismo] es la medida de lo posible. Vivir a plenitud es el modo que tenemos de tomar conciencia de nuestro potencial. Una condición cuya mayor expresión radica en el valor de ser nosotros mismos. Posibilidad a la que accedemos, sólo cuando renunciamos al miedo y las ataduras, concentrando nuestras acciones, en dar lo mejor de nosotros. Porque hacer de nuestro mundo un lugar mejor es un asunto de responsabilidad compartida, que comienza en lo personal, cuando cada acto con el que llenamos nuestro día a día se vuelve una celebración del presente. Cuestión para la cual se precisa, no sólo de inteligencia, sino también de voluntad y tenacidad, porque la fuerza de nuestros argumentos sólo conoce la verdadera dimensión de su alcance, cuando en el ejercicio de su contenido nos volvemos capaces de superar todas aquellas contrariedades que ponen en entredicho su veracidad. Por eso digo que creer es crecer.