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Resoluciona: La Ciencia, la Religión y el Paradigma Personal


La Ciencia, la Religión y el Paradigma Personal.



Una de las conquistas de la religión, de ese paradigma, es el principio de religación o recobrar nuestra unión con la totalidad por lo que enseguida se presenta la propuesta del perdón como sostén. Por el contrario, uno de sus malestares lo es la instauración del dogma que inhibe la razón y vanagloria a la autoridad religiosa.


La autoridad sacerdotal se impone como garantía metodológica de la propuesta religiosa, que dicho sea de paso, contradice los principio de Jesús el Cristo y de Buda.


Cuando aparece la ciencia, el nuevo paradigma científico en quien recae la credibilidad, se nos devela la importancia de las aproximaciones sucesivas, que en el fondo es tomar en cuenta el principio de humildad, argumentar con evidencias físicas, matemáticas y estructuras de lógica simbólica hasta engrandecer cada vez más y más una hipótesis hasta llegar a afirmaciones como leyes, que aún éstas serán cuestionables como la gravedad desde Newton o desde Einstein, a la mecánica cuántica, sin embargo, también tiene una sombra, un malestar donde ahora frases como “es científico”, “está comprobado” o creer que la ciencia nos hará mejorar y vivir en armonía es la nueva vestimenta del dogma.


Uno no está para servir ni a la religión ni a la ciencia, sino para servirse de ellas y a partir de eso y demás experiencias es uno quien da sentido a cualquier tipo de práctica social, solo así podremos generar nuestro propio paradigma personal a conciencia; limpiando lo que nos obstruye y creando lo que alimenta nuestro sentido en función de vivir en armonía.


Creer que solo hay que luchar hacia afuera es olvidarnos de re-organizar, de resolucionar nuestra propia estructura personal. Dejar a la deriva el caos en nuestro sentir y pensar que será la religión, para unos, será la ciencia para otros, lo que nos llevará a la posibilidad de ser mejores, de vivir convivencialmente es esa la falta que cometemos cuando creemos que es lo de afuera y lo que el otro emite lo que nos dará al menos esperanza y uno allí coloca la fe, una fe sumamente dogmática. La que la traducción latina y eclesiástica tradujo como fe.


De la ciencia…sírvete, de la religión…sírvete ya que uno es quien da sentido y para dar sentido hay que cuestionar primero todo lo que nos han metido en la cabeza y desde allí reconstruir-nos, cada quien a sí mismo.


De esta forma uno se empodera; limpia y hace brillar su propio cinturón de creencias, sentimientos, acciones y experiencias logrando asumir que uno puede crear su propio cosmos personal y no dejarlo a la deriva de las tendencias sociales, familiares, amistosas, escolares, mercadológicas.


Esto es sublimar el complejo de Narciso en Freud o trascender en la psicología personalista o tener una existencia vital a la Jung.


No esperar a que la ciencia o la religión sean quienes resuelvan nuestras inquietudes. Seamos nosotros quienes a partir de criticar toda nuestra estructura de pensamientos y sentimientos intentemos encontrar respuesta, para eso la ciencia es un conjunto de posibilidades que nos pueden auxiliar pero si nosotros retomamos lo que consideremos significativo de la misma ciencia, o de la religión y no olvidar que es necesario construir nuestro propio cinturón o paradigma personal a partir de lo dado en uno mismo lo cual va más acorde a la propuesta de la epigenética que termina con la polarización entre genética y experiencia.


Cuando uno no empieza por sanear la propia casa entonces, así caóticos, dirigimos nuestra titubeante atención ansiosa hacia el mundo y así le vemos por lo que ya no sorprende que salgan de Harvard personas delincuenciales como el caso de algunos de nuestro expresidentes, científicos con una vida cotidiana desastrosa, intelectuales sumamente reactivos ante el aplauso y el olvido, mujeres maltratadas por investigadores con violencia física y de la iglesia mejor ya no hablemos, está muy de moda que a diario sale la perversión, ahora, ya desocultada en su manera de enseñar la religión.


Reconstruyamos al mundo pero desde iniciarnos a construir nuestro propio orden personal, que en cierto modo es la influencia que percibo quiere desplegar el Presidente de México y que falta mucho para que se le entienda su propuesta ética antes que técnica, por eso es diferente y por eso cuesta trabajo entenderle porque estamos en el paradigma de la simulación.


Romper con los propios dogmas, cuestionar nuestras tendencias, comprender, reconciliar y perdonar son la antesala de una reconfiguración de nuestra manera de primero asumirnos, luego de hacer o desplegarnos, como diría David Bohm, en el mundo social.


* Atención terapéutica al 3121948753


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