Ágora: Las elecciones se ganan en las calles, trabajando; no en los tribunales
- Emanuel del Toro

- 25 abr 2021
- 4 Min. de lectura
Por: Emanuel del Toro.

Las elecciones se ganan en las calles, trabajando; no en los tribunales.
El viernes 23 de abril de 2021, por mayoría de votos, dos a favor y uno diferenciado, la sala Regional de Monterrey revocó la sentencia dictada por el Tribunal Estatal Electoral, por lo que la candidatura de Xavier Nava Palacios a la presidencia municipal de San Luis Potosí volvió a ser procedente. No obstante que una semana antes, dicho tribunal local había retirado la candidatura a Nava Palacios, tras considerar que no podía aspirar a reelegirse con Morena, dado que la primera vez que compitió por la alcaldía y ganó, lo hizo con el PAN.
Pese a la diferenciación en los votos atestiguada el viernes, la realidad es que no cabía esperar un resultado diferente, porque el candidato al que se pretendía impugnar, nunca fue militante de ningún partido; ni lo fue cuando el PRD lo hizo diputado federal, ni cuando el PAN le hizo alcalde en el trienio anterior, mucho menos cuando decidiera participar en el proceso interno del propio Acción Nacional por la candidatura a la gubernatura. Un proceso electoral este último, que terminó mucho antes –12 de enero–, de que dicho candidato se registrara por Morena para la relección como alcalde; lo que finalmente ocurriría el 28 de febrero de 2021.
Si ello no hubiera sido suficiente, no menos importante era tener en cuenta, como finalmente se reconoció en la sala Regional de Monterrey, que el acto mismo de votar y ser votado es, le pese a quien le pese, un principio constitucional; que encima es hoy reconocido como un derecho humano fundamental. Todo ello en su conjunto, no hacía sino pensar que la pretendida impugnación sería finalmente desechada, pero también dejó en claro que el Tribunal Estatal Electoral de San Luis interpretaba la Ley Electoral del Estado con un criterio presumiblemente político, para favorecer intereses privados, que poco o nada tienen que ver con el respeto a las instituciones de las que al menos en teoría, debieran ser fieles garantes.
Lo que hasta el momento, dista mucho de todo lo que cualquiera en la localidad puede constatar para las elecciones en puerta. No poner en contexto todo lo anterior es desconocer que hoy por hoy, el respeto a la ley por quienes más deberían cuidar que esta se haga efectiva, brilla por su ausencia. ¿De qué otro modo entender que habiendo en la localidad candidatos que han violado todas las leyes posibles, el propio Tribunal del Estado no ha actuado en lo absoluto?
Piénsese por ejemplo en el caso de Ricardo Gallardo Cardona, que sólo en la etapa de precampañas, rebasó en su búsqueda por la gubernatura todos los topes posibles, sin que ninguna instancia legal local hiciera lo más mínimo por sancionarle; con todo y que además se le investiga en lo federal por sus nexos con el crimen organizado y lavado de dinero. Pero claro, ahí si pocos son los que se atreven a decir, esta boca es mía, para decir las cosas como son, con todo y que sus excesos publicitarios y la riqueza mal habida de la que impunemente disfruta desde que él y su familia ocupan cargos públicos, están a la vista de todos.
Lo menos por decir con todo esto, es que el balance de lo sucedido con la fallida pretensión de impugnar a Nava Palacios, este ha salido más que fortalecido. Y es que si era débil la posición de otros candidatos, hoy es todavía más complicado pensar que cualquiera de estos pueda siquiera representar una seria amenaza para sus intenciones de refrendar la titularidad del cabildo.
Téngase en cuenta que mientras a Galindo de la coalición “Sí por San Luis”, le persiguen las críticas por su labor como ex Comisionado General de la Policía Federal en el sexenio de Peña Nieto; a Serrato del PVEM, le persigue el desprestigio de tragarse sus palabras, al pasar de denunciar públicamente a los Gallardo, a plegarse a sus intereses, en un intento por seguir medrando del erario, así como su fracaso como candidato de Morena a la alcaldía en 2018. Elecciones en las que pese a venir respaldado por un efecto de cascada en torno a la figura de López Obrador, quedó en tercer lugar, muy por debajo de lo que se esperaba teniendo en cuenta el empuje electoral con que este ganó los comicios federales.
Lo dicho otras veces: La democracia si no hace en la calle, no se hace en ningún lado. Pretender ganar en los tribunales lo que no se consigue saliendo a la calle y sumando voluntades, está muy lejos de ser el camino idóneo para construir liderazgos políticos, que verdaderamente se traduzcan en triunfos electorales representativos. Al final, si algo demuestra lo ocurrido con Nava Palacios, tanto con la pretensión de impugnar su candidatura, como con la amplia aceptación ciudadana de la que goza, es que lo único valedero en una democracia, es el limpio y transparente ejercicio del poder público. Ahí es donde verdaderamente se puede marcar la diferencia, en la realización de un trabajo que con apego a la legalidad, sepa convertir las demandas de la ciudadanía en políticas públicas eficientes. Las elecciones se ganan en las calles, trabajando; no en los tribunales.

















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