top of page

Ágora: La casa nunca pierde

  • Foto del escritor: Redacción
    Redacción
  • 1 nov 2021
  • 4 Min. de lectura

Por Emanuel del Toro

ree

La casa nunca pierde.

No hay armas de destrucción masiva más significativas que los vicios de una comunicación signada por la desinformación deliberada de quienes controlan no sólo lo que se sabe, sino también lo que se piensa de ello. Nada hace más daño que una prensa mercenaria. Pero si mercadear percepciones noticiosas para controlar es atroz, hacerle juego desde el poder político, alimentando la construcción de lo público desde dicotomías polarizantes sin promover que la institucionalidad de la autoridad estatal se vuelva efectiva, es todavía peor.

Más claro: si los medios de comunicación en el país nos quedan a deber, quienes dicen mandar nos quedan todavía peor, tanto por su voracidad sin límites para servirse según sus propios intereses, como por su incompetencia y falta de voluntad para superar posicionamientos ideológicos escatológicos, que sólo atizan emocionalidades maniqueas, pero resuelven muy poco, y cuando lo consiguen, lo hacen a costa socavar los propios fundamentos de su autoridad.

Ahora si ya una vez pasado el frenesí del periodo electoral, donde por obra y arte de magia, o vayan ustedes si por intercesión de un milagro de mandato divino la absoluta totalidad de las fuerzas políticas pasaron por alto sus abstergencias de salud en aras de convocar multitudes que les permitieran captar la suficiente cantidad de votos para seguir viviendo del erario, vuelve de nueva cuenta la retórica discursiva de un mundo asolado por una pandemia que restringe libertades selectivamente, al tiempo que ejerce presiones financieras para regularizar lo antes posible el regreso a una normalidad cuya única regularidad es la normalidad con la que nos explotamos los unos a los otros.

¿Qué sería de este modelo de mundo enemigo del mundo sin sus guerras financieras? En más de medio siglo de existencia, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han exterminado una cantidad de gente infinitamente mayor que cualquier enfermedad real o inventada –más incluso que cualquier guerra resultante de sus propios intereses–, y no se ve ni por asomo que se le dé al tema la cobertura mediática que la presente pandemia ha recibido. Diario muere más gente por todos los desequilibrios materiales resultantes de los intereses de grupos minúsculos en detrimento del bienestar general de la totalidad del planeta, pero de eso y más jamás se habla públicamente.

Dicen que porque no tiene caso hablar y/o discutir temas que no hay manera de remediar. Y pienso: si no hay manera de remediar lo fundamental, ¿cómo pensar que continuar viviendo como lo hemos venido haciendo los últimos 300 años tenga sentido? Es muy interesante ver la falta de fe que exhiben los organismos internacionales en sus propias recetas para salir de crisis económicas, cuando el resultado de sus estrategias de acaparamiento y especulación los terminan alcanzando incluso a ellos. Pareciera entonces que viven súbitos y espontáneos ataques de buena voluntad para flexibilizar sus propias políticas de asfixia comercial, mismos que se disipan tan pronto encuentran la manera de volverse a encumbrar como los amos del juego siempre han sido.

Hoy la salud de una mayoría empobrecida se ha vuelto tema de primer orden porque al sistema financiero internacional le urge que todos vuelvan lo antes posible a sus posiciones habituales. Por eso y no otra razón es que el tema de pandemia se grita por todo lo alto en cuanto noticiero o espacio público se puede. Cual si de un auténtico compromiso planetario se tratara, un compromiso sólo dientes para afuera porque no tiene en cuenta en lo absoluto las condiciones estructurales que han llevado a millones alrededor de todo el mundo a quedar virtualmente sin la capacidad de cuidar siquiera su propia salud.

Por la celeridad con la que todo tipo de laboratorios en el mundo han obrado para sacar en tiempo record cualquier cantidad de vacunas con el propósito de inmunizar o al menos atenuar la incidencia de la mortalidad en esta pandemia, es imposible no pensar que el único motivo por el que mundialmente hay un súbito interés de que todos puedan acceder a vacunarse, sea mantener todo lo más pronto posible tal y como toda la vida ha sido, es decir con una minoría viviendo en la opulencia a costa de una mayoría aplastante que más pronto que tarde habrá de probar que ese súbito interés en su salud es sólo un espejismo de benevolencia limitada fríamente calculado para que la rueda de la explotación siga girando.

Después de todo, la organización colonial del planeta y la tropelía de groseras injusticias que la hacen posible por la ambición de unos cuantos correría peligro si los países pobres, que suman la abrumadora mayoría, pudieran no sólo inmunizarse para el covid-19, accediendo además de vacunas, al tipo de atenciones hospitalarias y de salubridad de la que gozan los ciudadanos más ricos en las grandes potencias, porque hasta eso también ahí se deja sin opciones de salud a quienes menos posibilidades tienen, si tales privaciones deliberamente orquestadas benefician a quienes más tienen.

Vacunas para todos y restricciones de movilidad a diestra y siniestra según se requiera, para variar, siempre aplicadas al contentillo, –es decir, a veces sí, a veces no–, con tal de diferir lo más posible que la mayoría enferme al mismo tiempo. Todo sea por evitar el colapso total de un modo de gestionar la salubridad pública mundial privatizándola. Un modo que nunca ha funcionado para conservar la salud, y si para matar selectivamente a millones cobrándoles de todos modos lo que se dice “un ojo de la cara” y que viva el enriquecerse a costa de la salubridad.

Total, la salud integral de la sociedad comoquiera, después de todo, la casa nunca pierde. Así ha sido antes, y así promete seguir siendo por los siglos de los siglos, y no hay de hecho nada que se pueda hacer. No al menos, mientras por mucho que la situación nos pueda disgustar o incluso perjudicar, sigamos haciendo lo que mejor hemos hecho toda la vida, como que no pasa nada.

Comentarios


Aviso Oportuno

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Residencia en venta, Villa de Álvare

Residencia en venta, Villa de Álvare

Se vende Hyundai, Verna 2005

Se vende Hyundai, Verna 2005

Chevrolet Prisma 2016

Chevrolet Prisma 2016

Sentra 2005, Manzanillo

Sentra 2005, Manzanillo

Toyota Cambri 2016

Toyota Cambri 2016

Cambio por Tsuru, Colima

Cambio por Tsuru, Colima

1/18
1/543
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.01.29 AM (2).jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
EC NOVIEMBRE LA LEALTAD 243 X 400.jpg
WhatsApp Image 2025-06-06 at 10.51.36 AM.jpeg
Cirugía de párpados

Periodistas comprometidos con la verdad

Quiénes somos

Contacto

Anúnciate

Aviso legal

Aviso de privacidad

Derechos Reservados © La Lealtad 2025

  • Grey Facebook Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey YouTube Icon
bottom of page