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En palabras Llanes: Un post del Facebook

Un post del Facebook


Por: Alberto Llanes

  

Regreso a las andadas con las columnas, estuve un poco alejado de esto, pero no de la labor de escribir, esa no la puedo dejar. Hace un par de días fue mi cumpleaños. El año 2020 me quitó a dos seres preciados para mí, mi madre y mi tía Coca. Mi madre, empezando el año, no el mes de mi cumpleaños, el año, me preguntaba que qué iba a querer de comer para celebrarme y a quién iba a invitar; mi tía, por su parte, era febrero y ya me había llevado un regalo de cumpleaños, lo que fuera, así de adelantadas eran y así de festejado estaba desde el primero de enero del año por vivir.


En marzo, mes de mi onomástico, mi madre todos los días me decía que le dijera qué iba a querer, para que ella lo cocinara con esa sazón que tenía; a veces le pedía enchiladas suizas, otras eran enmoladas, garnachas, pozole, pambazos, huaraches o tamales qué sé yo. El día de mi cumpleaños, 24 de marzo, mamá era la primera que me llamaba a mi teléfono «primero al número de la casa, luego, cuando se pusieron más de moda al celular», pero ella era la primera que me felicitaba, al otro de lado de la línea, a deshoras de la madrugada «generalmente me marcaba a las seis, seis y media de la mañana» escuchaba su dulce voz diciendo felicidades mi niño «obvio ya no era un niño, pero para mamá, siempre somos y seremos unos/sus niños», a veces estaba solo, otras acompañado, pero de mamá era la primera felicitación que oía. Lejos de enojarme por la hora tan tempranera en que lo hacía, siempre la bendije, porque sabía que, si ella faltase, esto jamás iba a repetirse, jamás y así ha sido y lo extraño terriblemente.


Han pasado cuatro años de su ausencia física, sí, el tiempo corre rápido, sin detenerse, parece que lleva prisa, que en esta loca carrera siempre quiere ganar. Han sido cuatro años en los que no oigo su dulce voz, en las que no me dice que me porte bien, que no haga chingaderas, que no beba demasiado, que trate de ser la mejor versión de mí y que siempre dé, lo que sea, pero dar. Porque mamá me felicitaba, pero también me aconsejaba y luego me regañaba para volver a felicitarme y siempre me decía que hiciera las cosas bien o lo mejor posible y que viera por el resto de las personas, pero volvía a la felicitación y a darme todo ese amor que ya no recibo «de ella» cada que es mi cumpleaños y siempre… siempre de los siempres me aconsejaba para bien.


Sin embargo, creo que he hecho las cosas lo mejor que he podido, lo mejor que me han salido o lo mejor que mamá hubiera querido y aconsejado, porque, en este año, me he sentido muy pleno, muy abrazado, muy felicitado por todos y cada uno de ustedes, que si bien no son mamá, son un grupo maravilloso que se ha acordado de mí para detenerse un tantito, detener un poco el tiempo y dedicarme unas palabras de aliento, unas frases de ánimo, unas líneas para recordarme que, aunque ya no está mamá, están todos y todas ustedes, amigos, amigas, alumnos, alumnas, diversos grupos de lectura, escritura, de programas culturales, de gente, personas que ni me imaginé y me dedicaron un minuto de su tiempo, tiempo valioso y lo único verdadero que tenemos, tiempo. No tenemos otra cosa, no tenemos dinero, no tenemos pertenencias, no tenemos nada material, y, dijera el poeta Gonzalo Rojas tampoco tenemos talento, tenemos tiempo y hay que aprovecharlo al máximo.


En estos cuatro años con la ausencia de mamá y de la tía Coca, he aprendido a sobrellevarlos sin su presencia física, sabedor de que en otro plano, en otro umbral, en otro sitio ellas están ahí, alegres, dichosas de que acá, en la tierra, he cumplido un año más y que, amén de su ausencia física, he tenido la dicha de haber recibido muchos abrazos, muchas felicitaciones, muchos parabienes de todos y todas ustedes y eso, al final del día se siente bonito, se me hincha el pecho de satisfacción, de saber que algo bonito también estaré haciendo, sí, a veces con yerros, claro, a veces con muchos aciertos, a veces más o menos, porque la vida es como las clases, por más que las programes algunas veces saldrán bien, otras no tanto, pero siempre tenemos un nuevo día para comenzar, para empezar de nuevo, para seguir y salir adelante y con el apoyo de todos y todas podremos hacerlo. Estos días, también, me hacen recordar que coincidí con un ser maravilloso que fue mamá, dicen que uno no escoge a la familia, yo no estoy tan seguro de ello, escogí a mamá, ella me escogió a mí y eso lo llevaré en el corazón por siempre.


Gracias a quienes textearon, postearon, whatsapearon, facebookearon, twitearon «perdón, xtearon, porque ahora se llama X», instragramearon, llamaron por teléfono y redesocializaron para conmigo, no han sido años fáciles después de la ausencia física de mamá, los he sabido ahí medio llevar, he ido a terapia, he cambiado de diferentes maneras para poder aguantar el trajín que nos empeñamos en llamar vida, así es esto.


Por eso van estas palabras de agradecimiento para quienes están, estuvieron y estarán conmigo, ahí, camellando en el mundo de las letras. Todavía nos falta, por primera vez cumplo esta edad «no la diré para que no empiecen a sacar cuentas», pero es una edad en la que uno mismo se empieza a plantear y a replantear muchas cosas. Hasta el momento puedo decir que todo ha tenido sentido y que las cosas han pasado por algún motivo y, si a alguien he ofendido, le he fallado, se ha sentido agredida o agredido por mí, pido disculpas, a veces los tiempos de Dios de tan perfectos que son, también son complicados y uno pasa por diferentes situaciones... en tanto, a seguir festejando la vida, el amor, las letras, la pasión, la música, el arte, la amistad, las carnes asadas, la negra modelo, las risas, la fe, la esperanza, la dicha, ¿ya dije el placer? pues lo vuelvo a decir, la comida, la familia, las reuniones, la NFL, a los Cowboys, el sexo, el trabajo, las pipas humeantes, la comilona, el tepache, el pulque, la hierba seca y la mojada, los aretes, el cabello largo, los tatuajes, la playa, el bosque, el rock, a Nirvana, las letras, la lectura, la vida, el ajenjo, el jengibre, el orégano fumado, la yerba mate y, por supuesto, todo lo que no puedo enlistar porque se me acaba el tiempo y ya tengo que llevar a Mirna Cher a su trabajo, e ir a hacer algunas compras al mercado y llegar a lavar y desinfectar frutas y verduras, les quiero y les quiero ver triunfar y, pues por acá tienen todavía al Llanes para un rato más... arrivederchi...

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