Ágora: Amor, amor. Si no es por amor y con amor, no hagamos nada
- Emanuel del Toro

- 31 ago 2020
- 5 Min. de lectura

Amor, amor. Si no es por amor y con amor, no hagamos nada.
¿De qué modo explicarte que quien te ama no te hace sufrir?, ¿de qué modo decirte que amar en pareja es ir dos en un mutuo acuerdo?, ¿de qué modo decirte querida amiga, que si no te aman como esperas que te amen, nada ganas buscando que cambien?, ¿cómo hacer que te des cuenta que si enamorarte no se decide, un cariño por el que de verdad valga la pena apostarlo todo, se construye sólo si es correspondido? Porque ahí donde uno quiere demasiado, sin que el otro dé siguiera lo mismo que ofrecemos, podrá haber muchas ganas de estar o quedarse, que si por costumbre o enamoramiento, pero no se puede hablar de amor.
No puedo pedirte que de desenamores a voluntad, o que de la noche a la mañana te des cuenta de todo lo que quienes te queremos te hemos dicho antes, porque está de más decirte que muchos quisieran cautivarte y sin embargo eres decididamente injusta contigo misma, porque permanecer pendiente de un alguien que nunca existió, por demostrarle que tú quisieras estar ahí para que el hombre que alguna vez creíste que era, se vuelva realidad, está por mucho, más allá de lo que deberías permitirte. No, no vale la pena que el precio de tan gran amor sea verte marchitar por capricho a la expectativa de que un cobarde tome valor para amarte como corresponde a quien todo lo da por uno.
Perdona que tenga la osadía de poner todo esto por escrito, pero no encuentro otra manera de poderte decir tanto de lo que quisiera que entendieras, y te escribo con la esperanza de que si alguna vez no estoy y cualquiera tiene la desfachatez de darte un cariño por debajo de lo que le ofreces, tengas la entereza de recordar todo lo que aquí te digo. Que nada me da más coraje que pensarte tirando lágrimas, desvelos y/o angustias por quien tan fácil te sustituye hoy con una, mañana con cualquier otra, sólo para después jugar a decirte que con todo y que ninguna lo llena, lo que tiene contigo es un cariño tan especial que eres capaz de soportarle absolutamente todo para demostrarle que estas a su altura, cual si por dejarte humillar fueras acaso más madura.
No, no sigas dando perlas a los cerdos y para ya tanta desfachatez, porque sólo tenemos una vida es tan corta como para pensar que merezca la pena terminar por vivirla sufriendo. Que no te quieran como lo mereces puede ser ya bastante mal, pero persistir en querer estar al lado de quien no valora lo que tú valoras, en la esperanza de que algo dentro suyo se cure y/o supere por tu intermediación para que entonces sí todo sea como sabes que el verdadero amor debe ser, un vínculo de estabilidad y mutuo crecimiento, jamás un persistente estancar de emociones, anhelos sin cumplir y/o continuas decepciones.
No, no puedo ni quiero verte llorar por alguien que no existe, porque el tipo que un día te enamoró diciéndote que era uno cuando era otro, es el mismo que mientras tú te vuelves un mar de lágrimas, se felicita así mismo por ser tan eficiente en decirle a todas exactamente lo mismo, con la confianza de que quien sabe que no tiene nada que perder, porque nunca pone nada que el simple oportunismo de asumirse siempre alguien que no es. No tiene sentido que por quererte sentir amada, termines por asumir amor ahí donde no hay más de degradación.
¿Cuántas veces más te vas a conformar con tan poco en el nombre del amor?, ¿cuántas veces más tendré que ser brutalmente honesto y decirte lo que toda la vida has pretendido ignorar? Quien es infiel una vez, es casi seguro que lo va ser para toda la vida, porque se trata por definición, de una persona incapaz de establecer vínculos emocionales maduros y relaciones afectivas plenas; no importa cuán interesantes y/o espectaculares lleguen a ser las personas pasadas o futuras con las que se involucre, mientras esté invariablemente anclado a la búsqueda desesperada de cualquier cosa que lo mantenga ajeno a la responsabilidad de afrontar sus propias carencias, difícilmente llegará a dar otra cosa que no sea mentiras. Los infieles son por principio de cuentas, infieles a sí mismos.
Luego entonces, si se son infieles a su propio sentir, ¿qué esperar de todo lo demás? Si no es con y por amor, no hagas nada. Y no, no hablo de ese malsano chingar de lo propio que muchos cultivan como cariño, pero que no es otra cosa que apego. Si no es con amor y por amor a lo que eres, piensas o sueñas, sencillamente no hagas nada, dolor, pesar, angustia y disgusto, molestia y un muy largo decálogo de malestares arrastramos en el nombre del amor… bendito, bendito, bendito amor, pasión, impulso y deseo, apego, costumbre, miedo y zozobra, hay tanto con lo que se te confunde… amor, amor… somos o nos hacemos –diría un amigo.
Somos o nos hacemos y qué razón tiene, somos o nos hacemos tantas cosas y no terminamos de ser nunca lo que somos, porque no nos aceptamos tal cual: imperfectos, pero capaces de crecer y mejorar. Lo que es más, instalados en el reconocer de lo que a todos nos duele, damos por descontado que ese es nuestro estado final, como si a la vida se viniera a nada… pero qué se la va a hacer –diría Serrat: debe haber gente pa’todo. ¿O era miedo? Amor, amor. Si no es por amor y con amor, no hagamos nada.
El amor si lo tienes que rogar para que se dé o no se termine, no tiene caso. Si a cualquiera se lo dan, tampoco tiene sentido. Si te lo dan a cuentagotas, o peor aún, a escondidas quesque porque no han terminado de resolver su vida, apaga y vámonos. Si para sentirlo real, tienes que declararlo por cualquier motivo, tampoco sirve. Es desgastante tener que decir te quiero, sólo porque la persona con la que has decidido estar se encuentra llena de miedos; si para amar debes dejar de ser tú misma, porque te falta o te sobra lo que otro cree que necesita, o peor aún, lo que sus padres y/o familia creen que necesitas, mejor es decir basta.
Si duele y permaneces, no es amor (ni del bueno, ni de los de más antes); se llama apego y es una herida profunda al auto respeto. Y no hay en razón de cariño, causa más decididamente injusta que la de faltar al compromiso de amarnos a nosotros mismos por encima de cualquier consideración. Amor propio es no olvidar aprendizajes; no existe justicia amorosa en repetir por miedo carencias. Cariño que se estanca termina por podrirlo todo. Y no creo que merezcamos tan poca cosa. Porque si se trata de dolerse por amor, mejor es cambiar un dolor continuo e inútil (el de permanecer a toda costa con quien no te quiere), por uno útil pero pasajero (el de asumir el valor de separarse e invertir todas nuestras energías en sanar).

















.jpeg)




Comentarios