top of page

Ágora: Malos gobiernos son sólo posibles con oposiciones mediocres

  • Foto del escritor: Emanuel del Toro
    Emanuel del Toro
  • 5 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Malos gobiernos son sólo posibles con oposiciones mediocres.


Desde el inicio de la actual administración federal, una quimérica conjunción de defensores y/o colaboradores de pasadas administraciones además de distintos perdedores del proceso electoral de 2018, han estado presionando casi a diario vía redes con todo tipo de exigencias, que a groso modo confluyen en una idea que raya en lo enfermizo, porque no tiene el menor sustento en la realidad: el gobierno de la 4T lo hace todo mal. Tan persistente y visceral ha sido su reclamo, que en no pocas ocasiones su incapacidad por señalar algo que no sean prejuicios, los lleva a pasar de la crítica institucional a la diatriba personal.


Mientras de temas realmente importantes apenas si se pronuncian; sirva para ejemplo, mencionar el más que probable contubernio de Felipe Calderón con Genaro García Luna, exfuncionario hoy acusado por la justicia norteamericana, de colaborar con Joaquín Guzmán Loera, lo que ha puesto a propios y extraños a preguntarse si terminará habiendo consecuencias para más funcionarios de aquel periodo. Antes por el contrario, el grueso de los señalamientos se sitúa a nivel del odio irracional y patológico. Lo que los lleva de continuo a no ofrecer otra cosa que acusaciones personales e infundadas, que en vez de invitar al razonamiento y la discusión ordenada de los problemas institucionales del país, dan pena tanto por su pobreza argumentativa, como por su cortedad de miras.


Intransigencia, torpeza y soberbia son la nota distintiva de una oposición que luce extraviada e inconsistente y decididamente incongruente, porque todo lo señala, pero es en cambio incapaz de razonar con ojo autocrítico los errores cometidos en los gobiernos federales que precedieron al actual. Además de mostrar una persistente incapacidad de conectar con las preocupaciones reales del común de los ciudadanos, y reconocer la importancia de los cambios que hoy se dan.


Ya lo mismo salen a replicar la opinión de cualquiera que coincida con su modo de pensar, que con la misma celeridad denuncian a cualquiera con el valor de encararlos, o incluso hacerse eco de quienes llevan la denuncia de lo público al terreno del escarnio personal y encima denunciar persecución a la libertad de expresión si se les pide moderación, pero no decir ni lo más mínimo de quienes en el ejercicio de la misma, han debido abandonar el país para conservar su vida y o integridad, como ha ocurrido con Lydia Cacho por denunciar redes de pederastia protegidas por funcionarios de distintos niveles los últimos tres sexenios.


Desde el inicio mismo de la actual administración federal, los opositores han alegado un mal desempeño del gobierno de López Obrador. Lo que es más incluso sostienen una tesis que no han sido capaces de demostrar en lo absoluto: la idea de que ese mismo es el sentir de la ciudadanía en las calles. Como si la realidad nacional fuese excepcionalmente distinta de lo que ocurre en otras latitudes, donde rara vez la posición de los privilegiados que tanto foro recibe en redes, por el alcance de los medios digitales como por la facilidad de su difusión, coincide con la realidad de los de a pie. Porque allende del mundillo virtual que tan eficientemente dominan, existe un México profundo que carece de todo y del que sólo se acuerdan cuando lo dicta el calendario electoral.


En ese México de una mayoría aplastante al que con saña han desdeñado y reducido al mero peso de una mercancía con la que comercian cuando se abre un proceso electoral, todo luce tan diferente. Ese es el México que hace dos años decidió hacer sentir su voz. Y es también un México que difícilmente van a poder ignorar como habían estado acostumbrados, tanto por la profundidad de los agravios recibidos, como por la mediocridad de los resultados que sus políticas generaron sobre el bienestar general de una población cansada de ver cómo pese a los cambios en el discurso, década tras década todo se mantenía igual.


Ese es el país del que apenas si se acordaron en décadas, el mismo que llevó al poder a López Obrador, uno diametralmente distinto al que sus ensoñaciones primermundistas siempre miraron con desdén o vergüenza, como quien niega la realidad de lo que es, en la esperanza de que por hacerlo todos los problemas que le caracterizan, terminarán tarde que temprano por resolver, y al que toda la vida han sojuzgado como un México que no sale adelante por falta de una actitud adecuada para hacerlo.


Mientras los detractores del Presidente sigan sin poder reconocer la existencia de ese México profundo y su hartazgo, difícilmente podrán salir del cuadrante del ofuscamiento y la descalificación. Y lo que es todavía peor para el bien de nuestra democracia, seguirán como hasta ahora, incapaces de responder cómo y/o por qué fue que perdieron en 2018 si sus propuestas de gobierno eran supuestamente superiores. Antes por el contrario, el discurso político se ha empobrecido a tal punto, que resulta francamente vergonzoso pensar que el nivel de la oposición y de la discusión pública en general, esté signada por emocionalidades y nimiedades de coyuntura, cuyo peso carece de importancia, porque descansan más sobre prejuicios, sesgos de clase y medias verdades hechas para manipular a la ciudadanía, que en realidades.


La oposición hoy, dista mucho de ser ese garante de la democracia que debiera ser para garantizar que jugando el papel de crítico institucional, ofrezca la posibilidad de hacer contrapeso real a los excesos como a la concentración de poder. Sin embargo, dolidos y cegados por su soberbia, como la afección de sus intereses económicos, a dos años de aquel histórico 2 de julio que le diera al país su primer gobierno democrático con tintes de izquierda, la oposición en México sigue incapaz de dar otra cosa que no sea diatribas personales al titular del Ejecutivo, dejando al margen el bienestar de un país que tanto invocaron cuando lo gobernaron, pero del que hoy apenas si se acuerdan.


Dicho todo lo anterior, agregaría que: un gobierno tan “terrible” como el que la oposición juzga que tenemos, es sólo posible ahí donde la propia oposición es lo que sigue de mediocre. Porque una cosa es tener un gobierno que toma malas decisiones cuyos efectos serán necesariamente materia de discusión pública, y otra muy distinta, terminar juzgando el contenido de las decisiones públicas en base a prejuicios o sesgos de clase que poco o nada tienen que ver con las posibilidades institucionales de un régimen para responder a sus responsabilidades.

.








Comentarios


Aviso Oportuno

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Residencia en venta, Villa de Álvare

Residencia en venta, Villa de Álvare

Se vende Hyundai, Verna 2005

Se vende Hyundai, Verna 2005

Chevrolet Prisma 2016

Chevrolet Prisma 2016

Sentra 2005, Manzanillo

Sentra 2005, Manzanillo

Toyota Cambri 2016

Toyota Cambri 2016

Cambio por Tsuru, Colima

Cambio por Tsuru, Colima

1/18
1/543
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.01.29 AM (2).jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
EC NOVIEMBRE LA LEALTAD 243 X 400.jpg
WhatsApp Image 2025-06-06 at 10.51.36 AM.jpeg
Cirugía de párpados

Periodistas comprometidos con la verdad

Quiénes somos

Contacto

Anúnciate

Aviso legal

Aviso de privacidad

Derechos Reservados © La Lealtad 2025

  • Grey Facebook Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey YouTube Icon
bottom of page