top of page

Ágora: Nosotros los pobres PARTE I

  • Foto del escritor: Emanuel del Toro
    Emanuel del Toro
  • 18 may 2020
  • 5 Min. de lectura

Nosotros los pobres. Una opinión personal en torno a las diferencias de pensamiento entre las clases sociales. PARTE I.


Una de las consideraciones más importantes que la contingencia sanitaria desatada por el covid-19 ha puesto en el medio de la discusión pública, es la dimensión de lo económico y con ello ha salido a relucir las enormes diferencias de pensamiento que existen entre los distintos sectores sociales que dan forma a la población en este país. Por obvias razones, ante la emergencia de la cuestión, se ha privilegiado la óptica de lo médico y el gasto público de emergencia, sin embargo, no es menos cierto que una parte muy importante de las diferencias que más airadamente se han discutido públicamente, es la diferencia de ideas entre las distintas clases sociales.


Y lo ha sido a merced de la estrategia más socorrida de la que se ha echado manos con la recomendación de distintos niveles de gobiernos de quedarse en casa a fin de evitar con ello el número de contagios por covid-19 en un intento por contrarrestar los efectos médicos de la pandemia. Lo más lógico por decir al respecto, es que no todos gozan en el país de las mismas condiciones para atender la recomendación de quedarse en casa, porque la mayor parte de la economía nacional pervive por canales no formales, además de hacerlo al margen de cualquier posibilidad institucional, porque no sólo se vive carente de derechos, encima se vive al día.


Ello ha abierto distintos frentes de opinión que no hacen sino reproducir las diferencias y/o antagonismos que subyacen en una sociedad por demás polarizada no sólo en términos económicos, sino también políticos y sociales. Y aunque es un espectro de opiniones muy amplio, no es menos cierto que todas y cada una de esas opiniones se pueden a groso modo ubicar en dos polos; el de aquellos que a merced de su condición privilegiada, con gusto quisieran ver que México mismo, emule las capacidades de países del primer mundo, y la de aquellos que sabedores de que el orden de relaciones dominante no ha generado las posibilidades para que todos en el país puedan desarrollarse adecuadamente, no dejan de señalar las falencias del modelo a través del cual se ha desarrollado el país en los últimos 40 años.


Y aunque el asunto que toco en esta breve reflexión, es un tema mucho más amplio de lo que aquí describo, sirva para efectos de la cuestión, decir que tres son los ejes que se tocan en este enfrentamiento de ideas entre quienes lo tienen todo y quienes hacemos malabares para sobrevivir; primero, la intervención del Estado en la vida de la sociedad; segundo, el valor de la de educación como instrumento de ascenso social; y tercero, el modo de producir y la manera en la que la riqueza resultante se distribuye.


Huelga decir que aunque tales temas son de una importancia crucial para definir el tipo de sociedad que somos y el país que podemos llegar a ser si resolvemos con una visión incluyente los dilemas que plantean, la más de las veces no han servido para propiciar un debate capaz de generar una visión más humana y equilibrada de las necesidades de todos y el modo de resolverlas, antes bien sólo ha servido para alimentar un malsano clasismo de quienes más tienen, mismos que los ha llevado persistentemente a descalificar y/o ridiculizar a quienes menos tienen bajo el ardid de clichés discursivos que no hacen otra cosa que burlarse de su modo de pensar.


Así las cosas, ocuparé el presente texto para dar voz a la arista de la discusión que menos difusión ha recibido; la de quienes no contamos con los medios que las clases privilegiadas se han ido apropiando. Y lo haré de este modo, porque esa es precisamente la parte que más visibilidad requiere para ser tenida en cuenta de un modo que sepa trascender la caricaturización que se ha hecho de la misma. En ese sentido, una de las consideraciones de mayor importancia en esas diferencias, descansa en el papel que se le atribuye al Estado como eje articulador del desarrollo del país.


Si los pobres decimos a contracorriente de los sectores privilegiados del país, que la responsabilidad de que cambien las cosas es del gobierno. Es porque aunque no lo digamos de ese modo, sabemos que las razones de nuestra falta de oportunidades para desarrollarnos personalmente, son estructurales, es decir, dependen del modo en que funcionan nuestras instituciones públicas, que no se portan como si fueran públicas, porque están secuestradas para beneficio de unos cuantos, pero no sólo son estructurales por el modo en el que funcionan, también lo son, porque los vicios que acarrean se han dado por tanto tiempo, que ya se han vuelto una cultura, una manera de vivir que no sólo acontece arriba, sino en todos lados. No hay nada nuevo bajo el sol: Las mejores opciones de desarrollo personal siempre están acaparadas por quienes más tienen.


Ahora bien los pobres no creemos como ostentan las élites y sus defensores (porque hay quienes sin formar parte de estas, se cansan de defenderles y/o justificarles), que la responsabilidad de mantenernos sea del gobierno, pero sí que sabemos que si este mirara por todos y no sólo por los que más tienen, difícilmente estaríamos todos tan mal. Otro tanto ocurre en el papel que se le atribuye a la familia en la superación de los problemas materiales, porque si algo hay que critican quienes lo tienen todo, es la recurrencia de acudir a la familia cuando menos se tiene.


En tales condiciones, es obvio que si lo primero que tenemos a la mano sea la familia, a esta sea a donde acudimos con mayor frecuencia, ya luego vienen los amigos de mucha confianza y por último alguna otra persona que la vida te va presentando, pero el primer espacio de apoyo al que se acude seas pobre, rico o clase media, siempre es la familia. Si no fuera así, difícilmente quienes son ricos lo serían, fíjate como son los ricos, te echan en cara lo que a ellos les ha beneficiado. Hacer grupo en vez de ir uno por la libre ha sido desde siempre una de las mejores estrategias posibles ante cualquier adversidad.


Por distintas razones que no me detendré a explicar, siempre se ha dicho que quienes menos tenemos, buscamos salir de la pobreza a golpes de suerte. Como si el único modo de mejorar nuestras perspectivas materiales en un país por demás injusto y estructuralmente desigual, fuera la eventualidad de verse ganar la lotería o topar de manera azarosa con un negocio tan lucrativo, que redima nuestras miserias. Y aunque no falten razones para creerlo de ese modo, porque hace generaciones que la cadena del ascenso social está coaptada por quienes todo lo tienen, no es menos cierto que difícilmente las cosas serían de ese modo, si las posibilidades de crecimiento de la sociedad se cifraran en el mérito y no en los privilegios o las relaciones de parentesco o compadrazgo, que es lo que se privilegia en este país.


CONTINUARÁ…




Comentarios


Aviso Oportuno

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Cuartos en Renta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Casa en venta, Villa de Álvarez

Residencia en venta, Villa de Álvare

Residencia en venta, Villa de Álvare

Se vende Hyundai, Verna 2005

Se vende Hyundai, Verna 2005

Chevrolet Prisma 2016

Chevrolet Prisma 2016

Sentra 2005, Manzanillo

Sentra 2005, Manzanillo

Toyota Cambri 2016

Toyota Cambri 2016

Cambio por Tsuru, Colima

Cambio por Tsuru, Colima

1/18
1/543
WhatsApp Image 2024-11-05 at 11.01.29 AM (2).jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
EC NOVIEMBRE LA LEALTAD 243 X 400.jpg
WhatsApp Image 2025-06-06 at 10.51.36 AM.jpeg
Cirugía de párpados

Periodistas comprometidos con la verdad

Quiénes somos

Contacto

Anúnciate

Aviso legal

Aviso de privacidad

Derechos Reservados © La Lealtad 2025

  • Grey Facebook Icon
  • Grey Twitter Icon
  • Grey YouTube Icon
bottom of page