Ágora: Cambiar nuestro modo de pensar
- Emanuel del Toro

- 2 mar 2020
- 2 Min. de lectura

Cambiar nuestro modo de pensar
El problema de pensar que la solución a males como el aumento desmedido de la violencia, no vendrá haciendo paros de ningún tipo, para hacer un llamado público de conciencia, sino por una sociedad que tenga valores. Es que implica seguir pensando que será actuando como toda la vida, que resolveremos problemas que llevan generaciones causando estragos.
Es como si creyéramos que por ser "buena persona" en lo propio, habremos de evitar problemas tales como la violencia, los asesinatos o las violaciones, cuando la cosa es que no se puede ir a la calle pensando que quienes delinquen, lo vayan a dejar de hacer, sólo porque a sus víctimas potenciales les dé por defender su derecho a vivir como lo hacen.
No se puede ir por la vida esperando que cuando alguien va decidido a atacarte o hacerte daño, lo vaya a dejar de hacer si se le explican las razones de por qué está mal lo hace o pretende hacer; no creo por ejemplo que ponerse a razonar con un acosador o violador de que agredir sexualmente a una chica está mal, lo vaya disuadir de hacerlo.
Llamar a la prudencia personal, para no sobreexponerse sin razones, podrá ser bastante molesto porque nos limita en muchos aspectos, pero sin duda seguirá siendo la mejor de las estrategias posibles para salir bien librados, máxime si se vive en un país como México donde la ausencia del Estado de Derecho y la impunidad son la norma.
La cosa es que no estamos pues para andarnos con miramientos en aquello de extremar precauciones, porque está demostrado que el Estado se encuentra hoy, por demás rebasado para cumplir el grueso de sus responsabilidades, pero no nos llamemos a engaño, lo está desde hace al menos tres décadas, no depende en lo absoluto como algunos lo han querido hacer ver, con propósitos políticos, de los cambios recientes en la titularidad del gobierno. Lo mismo sería si estuvieran otros.
De ahí mi insistencia en que todos tengamos la prudencia personal de hacer todo aquello que si esté directamente en nuestras manos, porque a como están las cosas, difícilmente la respuesta vendrá de otro lado que no seamos nosotros mismos. El discurso amoroso que desde la presidencia se intenta difundir como solución a todo lo que hoy vivimos en términos de violencia, podrá servir a modo de reconciliación, pero no antes de hacer efectiva la legalidad, sino después de haberla aplicado escrupulosamente.
Luego entonces, hasta no ver que entendamos que en este tema hemos ido dejando de lado muchas cosas que si están directamente en nuestras manos, podremos pensar en cambiar las cosas. Porque como sigamos como hasta ahora, pensando que basta con ser buenos cada uno en lo suyo para evitar tragedias, seguiremos acumulando muertos y o desaparecidos. Y la verdad es que ya han sido demasiados.

















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