Cuarto oscuro: Sobrevivir
- Fernanda Haro
- 19 feb 2020
- 2 Min. de lectura

Sobrevivir
Tiene por definición durar o seguir existiendo, seguir vivo después de algún acontecimiento peligroso. Es una conducta natural del ser humano, un instinto y una esperanza que hoy parece estar más lejos que nunca.
Sobrevivir es la utopía más soñada de nuestros tiempos, el cuento de hadas que todos deseamos vivir, la historia que todos queremos contar, y el largo y riesgoso camino que todos añoramos cruzar.
Pero parece que la idea se desvanece a medida que avanzamos, nuestros pasos espaciados y temerosos nos pesan cada vez más y el camino nos lleva la de ganar. Vamos perdiendo en nuestro propio sendero y la vida no parece ajustarnos para cambiarlo.
Un día salimos a emprender nuestro camino de todos los días, damos un paso más, pero salimos con la incertidumbre del regreso, porque puede que no volvamos nunca más y puede que ni siquiera sea nuestra culpa. La vida nos ha convertido en esclavos del angustiante día a día que quizá termine vendiéndonos al mejor postor.
Y aunque la inseguridad es el pan que comemos a diario, seguimos cegados con la idea de “a mí no me pasa nada” o “pues mientras mi familia y yo estemos bien, todo bien”, la visión egoísta y pausada nos mantiene al margen hasta que nuestro nombre es el siguiente en la lista, ¿tan necesario es esperar a que nos alcance el bolígrafo de nuestro destino? Parece que es la única manera en la que podamos sentirnos representados por una lucha que deberíamos llevar marcada en la piel.
Sin embargo, lo único que llevamos marcado en la piel es nuestra ideología lineal del gobierno mediocre, del pueblo conformista, de las acciones en vano, de que lo material es más importante y de que esas no son formas de exigir. Los monumentos y edificios que se han destruido no nos representan, son ilusiones de la sociedad que deberíamos tener, de la lucha que se tuvo para que fuéramos libres, pero no de lo que somos o por lo menos, de lo que nos hemos convertido, entonces ¿qué es lo que nos detiene? ¿Eso es lo que más importa?
Cada uno de nosotros somos el monumento y el patrimonio más importante de nuestro país, somos los que sufrimos la realidad de una sociedad que va en declive, somos los que deberíamos ser protegidos y cuidados. Nosotros somos los que mantienen con vida al país, pero entonces, exactamente ¿cómo vamos a darle vida a algo que nos la quita?
Te prometo que, si algún día desapareces, quemaré, pintaré e intentaré lo que sea necesario para que vuelvas, porque tú eres el monumento más importante de mi país y mereces ser tratado como tal.

















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