Cuarto oscuro: Miedo

Miedo

Si le preguntas a alguien cuáles son sus miedos, ¿dirá lo que realmente le da miedo? Yo creo que no porque cuando me preguntan a mi pienso en las tormentas eléctricas, los insectos raros y los payasos, los miedos “normales”, las cosas a las que es común temerles, lo que la mayoría suele decir y que no involucra algo tan profundo. Pero la verdad, lo que más me da miedo en la vida son las despedidas y las pérdidas, aquello que parece permanente e irreversible.

Me da miedo no poder seguir intentándolo, dejar las cosas a medias y quedarme con las palabras, los besos, los abrazos y las sonrisas que pude haber dado; me da miedo el arrepentimiento de las cosas que hice, pero aún más de las que pude haber hecho; me da miedo pensar que algún día despertaré y me reprocharé mis actos, que al mirarme al espejo me desconozca o que al acostarme en mi cama la sienta ajena, pero también me da miedo sentirme igual que siempre, de caer en lo cotidiano, en el círculo vicioso de vivir y ya; me da miedo soñar de más y caerme al chocar con la realidad, pero también me da miedo no arriesgarme.

Arriesgar es una palabra que ha marcado mi vida, es un volado, un conflicto interno, un contacto más, una apuesta y hasta puede convertirse en un adiós, en una pérdida. Mi mayor miedo, pero lo que me mantiene con vida. Alguien arriesgó por mí, así como alguien arriesgó por cada uno de ustedes y de igual manera, algún día nosotros nos arriesgaremos por alguien. Es la pinza que rompe la cadena de temor que arrastramos.

¿Vale la pena? Cada uno de nosotros nos encargaremos de decidirlo, pero da miedo que haya sido en vano, ¿no?

Luz y oscuridad, bien y mal, arriesgar y temer, dos fuerzas contrarias, un equilibrio. No puede ser el uno sin el otro y para saber lo que es la luz, el bien y lo que se siente arriesgar, hay que conocer la oscuridad, el mal y hay que temer, porque tener miedo no te hace débil, ni tonto, ni fracasado, tener miedo te hace humano, es aprender a vivir. No debemos tener miedo de tener miedo.

Mi madre me enseñó que arriesgar es la mejor forma de vencer el miedo, que si te arriesgas por lo que más quieres siempre va a valer la pena porque vivir con miedo es incluso peor que la muerte. Ella es la persona más fuerte que jamás haya conocido, apostó por lo desconocido, por el futuro incierto, ni siquiera echó el volado, lo hizo con miedo, pero lo hizo y al final de cuentas, es lo que importa.

No hay una cura para el miedo, ni una receta para ser una buena persona, ni tampoco un instructivo para construir una vida feliz ni perfecta. Pero tenemos tiempo, tiempo para intentar, para caer, para levantarnos, para fallar las veces que sean necesarias y para arriesgarnos con todo el miedo del mundo a ser tan felices como queramos.