Baúl Analítico: En memoria de Josefina Mendez Madrigal
- Gabriel Avila

- 11 ene 2020
- 2 Min. de lectura

En memoria de Josefina Mendez Madrigal
Han pasado ya 8 años un 13 de enero del 2012 y aún recuerdo aquella época en la que era rico pero mi ignorancia no me dejaba verlo, esas memorias siguen vivas en mi mente, corazón y espíritu, todas las cosas que vivimos juntos, compartimos, así como las enseñanzas de vida que inculcaste en mi, el amor a la vida, al prójimo, a la familia, a la tierra, al trabajo, me enseñaste a respetar y honrar los sagrados sacramentos del catolicismo cosa que te agradezco sin ser yo creyente de dicha religión, pero me considero hombre de Fe, así mismo me inculcaste el amor por la patria y el más importante de todos el amor a Dios y a mi mismo.
Josefina Mendez Madrigal “Abuelita”, el tiempo que estuviste en este plano terrenal fuiste un ángel sobre el, un ejemplo a seguir, eras una dama en toda la extensión de la palabra, una mujer chapada a la antigua, trabajadora desde su juventud, una esposa, madre de familia entregada y consagrada para con su esposo así como de igual manera para con sus hijos, que nunca paro, dejo de batallar he incluso nunca dejo de dar lo mejor de sí misma hasta el ultimo día, teniendo como base de su arduo esfuerzo el amor a Dios, a su familia y el amor a la vida.
Eres un pilar fundamental en la constitución y formación moral, cívica y ética de la familia Avila Mendez, misma que siempre te recordará con amor y cariño, teniendo como himno familiar la canción de “Flor triste” Con Yesenia Flores.
Abuela, madrina y compañera de vida, una trinidad tú y yo, gracias por todo, compartimos y aprendimos mucho. Partiste del plano terrenal, pero aún puedo sentirte, vibrar tu energía, recuerdo tu dulce voz y tu delicioso olor, así como también siento el calor de tu cálido amor, te fuiste para alinearte al universo, espero que Dios te bendiga en este proceso de transición y desprendimiento material, para que te alinies con el en la eternidad y te convide a contemplar la luz de su rostro. Te amo, Descansa en paz, estaré esperando el momento en que tu faro me ilumine para poder estar de nuevo contigo, es decir te veré de nuevo allá donde todo es paz, amor y felicidad, allá en la eternidad.

















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