Cuarto oscuro: Autorretrato
- Fernanda Haro
- 8 ene 2020
- 2 Min. de lectura

Autorretrato
Las expectativas que los demás tienen sobre nosotros son lo peor que puede ocurrirnos, estas suelen crear espacios en nuestras vidas que se ven más grandes de lo que en realidad son y que debes llenarlos o por lo menos es lo que uno siente.
A lo largo de la vida, las personas que nos rodean crean expectativas de lo que deberíamos ser y hacer, y así como algunas logramos llenarlas, hay algunas otras que no nos es|| posible. Pero entonces, ¿lo hacemos porque solo queremos llenarlos o porque de verdad queremos hacer las cosas?
La capa que existe entre querer y hacerlo por quedar bien o por llenar el espacio es sumamente delgada y una vez que la atraviesas, no hay vuelta atrás. El regreso se hace más pesado de lo que uno se imagina y aunque no es del todo imposible, parece.
Esas expectativas han marcado lo que soy y muchas de las cosas que hago, porque a pesar de que me gustaría afirmar que soy lo que quiero ser, la verdad es que parte de mí se ha convertido en lo que querían que fuera.
Incluso llega el momento en el que ni siquiera necesitamos que nos lo digan, uno mismo se la pasa pensando qué hacer, qué esperan los demás que seamos. ¿Las causas? ¿Baja autoestima, poca atención, demasiada presión de los demás? Cualquier respuesta es correcta.
Siempre quise decirles a todos que no era especial, que no soy la niña buena y linda que me hicieron ser; que no soy tan fuerte y que no soy difícil de romper; que no soy tan inteligente como les gustaría que fuera y que hay muchas cosas que me cuesta hacer. La verdad es que soy bastante torpe e inocente, soy egoísta y un poco egocéntrica, incluso soy cruel y un poco sin vergüenza.
Quise explicarles que me gusta la vida sencilla, que daría todo lo que tengo, aunque sea poco, por sentirme más plena; que disfruto de cosas pequeñas y que el simple hecho de que el sol salga todas las mañanas hace que me sienta bien.
No soy extrovertida, ni extraordinaria, no soy tan buena escribiendo y a veces mi ortografía no es perfecta; no soy tan paciente como parece ni noble, ni siquiera tan alegre, tampoco soy bohemia ni interesante.
Disfruto el silencio, las pausas en los “¿Sabes?” Para el buen énfasis de un secreto o una confesión; disfruto de las noches estrelladas, de compartir mi música y de leer cosas que no entiendo.
Disfruto de ser yo misma en la comodidad de mi interior y de no perder mi esencia mientras intento averiguar cómo pasar la capa de regreso y de dejar a un lado las expectativas.

















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