Ágora: La importancia de la libertad de pensamiento
- Emanuel del Toro

- 5 ene 2020
- 3 Min. de lectura

La importancia de la libertad de pensamiento.
En cualquier sociedad democrática, además de votar y gozar de leyes regularmente extendidas, lo suficientemente aprehensivas como para evitar que cualquier actor privado llegue a ser capaz de imponer criterios particularistas al resto de la sociedad, el más elemental de nuestros derechos descansa sobre la posibilidad que tenemos de discutir por igual, las consecuencias de nuestras decisiones, así como la naturaleza de las opiniones y o ideas que las originan.
Con dicha posibilidad se espera a grosso modo, ofrecer a todos las mismas oportunidades de expresar lo que piensan. De ahí que frecuencia se afirme que la opinión pública cuenta en una democracia, de un modo nunca antes visto en otras formas de gobierno, y no podría ser para menos de ese modo, cuando se cae en la cuenta de que el propio orden de relaciones que un régimen de tales características representa, nace del consenso entre las mayoría.
El problema más importante en ese sentido, tiene que ver con que no siempre se llega a distinguir con toda claridad, que discutir nuestras condiciones de acción y o pensamiento, no necesariamente implica que las mismas vayan a ser coincidentes, ni mucho menos aceptadas por otros. Como tampoco significa que la posibilidad de poderlo discutir casi todo, sea siempre lo más conveniente en términos de intercambio de ideas, como de formación de consensos sociales. Porque del mismo modo que a través del libre y respetuoso intercambio de ideas y opiniones, se puede alentar la formación nuevos y mejores equilibrios político institucionales que favorezcan una mejor integración social, se puede llegar a establecer –si no hay tolerancia–, diferenciaciones que erosionen la sinergia de nuestro tejido social.
Es cierto, para la gran mayoría, todo esto puede resultar muy evidente, e incluso carecer de importancia, lo mismo porque es de dominio público, como porque a muchos les tiene sin cuidado lo que otros piensan en todo tipo de temas sobre los que por sus implicaciones personales, cada cual trata con sus propias respuestas. Sin embargo, nada ilustra mejor las paradojas de la libertad personal, que el caso mismo de lo que aquí describo; el acceso irrestricto a la libertad de opinar, no ha terminado de favorecer, –como alguna vez se pensó que lo haría–, la lógica de darnos cada vez más y mejores argumentos, con el propósito de generar condiciones de provecho para el bien común.
Antes bien por el contrario, la irrestricta disponibilidad de medios para que cada cual comparta lo que piensa, ha ensanchado sin precedentes los límites de lo que es o no susceptible de ser considerado, repercutiendo la calidad de lo que discutimos, así como el modo como dirimimos nuestras diferencias de opinión. De ahí que lo que prevalezca sea la lógica del relativismo, y la ridiculez-obstinación de tolerar absolutamente todas y cada una de las opiniones que sobre un tema se generen –por más disparatadas y extremistas que estas sean–, sin caer en cuenta que a veces, los modos como tales ideas se construyen y difunden, en la práctica dejan al descubierto la ausencia de condiciones equitativas para su propio entendimiento, dado que en no pocas ocasiones, se confunde la libertad de opinar con la de imponer.
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Pd. A propósito de la libertad de pensamiento, hoy el mundo permanece en vilo ante la posibilidad de una conflagración bélica entre los Estados Unidos e Irán a merced de las recientes maniobras militares de la primera potencia mundial que han dejado como saldo la muerte de Qassem Soleimani, el jefe de la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, que perdió la vida junto con varios funcionarios de una milicia iraquí como resultado de un ataque aéreo perpetrado por Estados Unidos hace dos días. Si bien es aún prematura para decir que habrá de pasar, una cosa es segura, muchas de las tensiones actuales en la zona bien podrían quedar sin efecto si en vez de jugarse a la política de la confrontación, todos los países de la región mantuvieran la cabeza fría para comprender que una guerra podría ponernos a todos en peligro por el alcance destructivo de los arsenales hoy disponibles. Habrá pues que permanecer pendientes de qué ocurra en los próximos días, sin embargo no es nada alentador comenzar el año de este modo.

















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