Entre otras cosas: José López Avendaño, una mirada al interior de la nueva literatura joven en provi
- Reneé Acosta
- 2 dic 2019
- 7 Min. de lectura

José López Avendaño: una mirada al interior de la nueva literatura joven en provincia
La república de las letras es una ciudad invisible con una población flotante principalmente entre los que consideramos los jóvenes creadores. Dicha república pareciera estar fundada en islotes a la manera de la legendaria Aztlán dividida por el flujo de las aguas. Por eso cuando intentamos encontrarnos con esas voces que provienen de las mareas sólo encontramos ecos de resonancias menos líquidas, de hecho bastante más consolidadas en el corazón del país y reconocidas en el Palacio Nacional de Bellas Artes. La institucionalidad cultural de nuestro país cambia más lento que la gente, pero una vez que asume ciertos nombres pareciera no querer soltarlos y se da una especie de retroalimentación endémica en bucle entre los escritores que habitan la ciudad de la región más transparente del aire. Pero ya sabemos que no hay tal transparencia ni en el aire contaminado de la vieja Tenochtitlan, ni tampoco lo hay en el manejo de los recursos ni mucho menos en las bitácoras de cuáles son las nuevas voces del arte, que no habitan en los interludios y sobremesas cortesanas de las altas esferas literarias del país. Será por eso que desde hace algunas décadas que la literatura joven no ocupa el lugar que debiera. Aunque si bien hay que decir que los programas de becas de FONCA y de ediciones Tierra Adentro han hecho una labor constante por décadas, también hay que decir que sólo apenas unos años se volvió accesible a los escritores jóvenes de provincia el lograr obtenerlas. Principalmente hablando de la beca FONCA, ya que siempre era otorgada a ciertos grupos del centro, específicamente del DF. Pero poco a poco se han ido ampliando los horizontes y ha habido espacios como las becas Interfaz del Issste (desgraciadamente hoy malamente desaparecidas) y las propias becas estatales PECDA que permiten que los jóvenes salgan de sus islotes personales y mediáticos para procurarse de mejores opciones de integración, promoción y difusión. Pero las becas FONCA cambian y han retornado a las viejas mañas en las que los ya muy becados vuelven a ser becados y “dobletean” beca SNCA. Eso ha convertido la labor de los escritores jóvenes de provincia en una resistencia desde sus propias trincheras. Pero alguien tiene que decirlo, el trabajo de la senadora Jesusa Rodríguez por la cultura ha hecho lo que dice el dicho: tirar el agua sucia de la tina con todo y niño. Si bien han retirado los presupuestos para docenas de seudo empresas culturales fantasmas, cuyos recursos eran desviados y ejercidos por políticos que nada tenían que ver con la cultura (punto para Morena); desgraciadamente no nos han sabido dar razones de qué se ha resuelto acerca de estos recursos y de cómo las empresas culturales de tipo “trabajo hormiga” y comunitarias, pueden acceder a ese recurso ahora retenido. Más bien pareciera que ahora se ha canalizado el dinero para jóvenes y espacios comunitarios para los ninis y las becas de manutención para la tercera edad. Silencio. Mutis. Estos cuando tapan a unos a otros los descobijan. Ni siquiera sabemos si se puede presentar ante empresas privadas el goce de condonación de impuestos por aplicación y retribución social a la cultura.
Por todo ello y entre otras cosas, es más necesario que nunca voltear y apoyar con nuestros propios recursos y acercarnos a las otras literaturas no institucionales, y que por ser emergentes deben llamar nuestra atención, como es el caso de muchos jóvenes escritores actuales, en este caso del joven narrador chiapaneco José López Avendaño. Él es pasante de la carrera en Lengua y Literatura Hispanoamericanas por la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) Cursó el Primer Diplomado en Actualización Profesional en Creación Literaria, organizado por el CONECULTA, la Secretaría de Cultura Federal y el INBA. Asistió al taller de Literatura realizado en el marco del Festival Cultural Interfaz, atemporalidades, anacronismos y emergencias, en agosto del 2018. José López Avendaño ha venido destacando en su región debido a esa constante lucha en resistencia desde la propia trinchera, desde su propio espacio, sin reflectores, y como muchos de los jóvenes en nuestro país: sin recursos para salir adelante.

José López Avendaño ha llevado una carrera discreta en cuanto a trabajar en su propio espacio, pero constante y en ascenso, de manera que comienza a llamar la atención sin necesidad de escándalos, artificios publicitarios o intrigas cortesanas. Asistió al taller intensivo de cuento del escritor Eduardo Antonio Parra en diciembre del 2018. Ha tenido una gran relevancia en las actividades académicas del XXV Coloquio Cervantino Internacional, en mayo del 2015 y del XXVI Coloquio Cervantino Internacional, en octubre del 2016. Y recientemente, ha sido merecedor de varios premios por lo cual es interesante voltear a ver lo que se está realizando en la literatura joven de Chiapas. Pese a ser un joven escritor de bajos recursos económicos fue ganador el 1°concurso nacional de cuento fantástico el “Axolote”. Finalista en la 2° edición del concurso Internacional de cuento corto "The World we live in".Ganador el concurso de cuento No oyes contar los cuentos, en el marco de la 2° Feria del Libro Humanidades UNACH en abril del 2018.Mención honorífica en el II concurso Regional de Literatura: Apassionata en marzo del 2019. Ha publicado en la revista literaria Letra suelta en las ediciones VI, VII, X, XI en mayo del 2016, noviembre del 2016, mayo del 2018 respectivamente y mayo del 2019. Ha publicado en la revista literaria Claroscuro en su primera edición en marzo del 2018. Ha publicado en la revista literaria Monolito en enero del 2018. Fue coeditor de la revista Claroscuro desde octubre del 2018 hasta enero del 2019. Es editor del Blog de la tertulia literaria: http://tertulia-animal.blogspot.com/ desde mayo del 2017. Participante en el festival cultural La hojarasca 4 en junio del 2018. Es colaborador en la revista Retruécano.
Actualmente está por publicar su primer libro de cuentos y está llevando acabo una mirada innovadora a la vez que respetuosa de las tradiciones de la localidad en una inmersión literaria que percibe desde una estética elegante pero introspectiva, de los procesos socioculturales de la Chiapas contemporánea. Y eso hay que destacarlo ya que Chiapas tiene una gran tradición de poetas como Efraín Bartolomé, Jaime Sabines, Balam Rodrigo. Y es entendible desde el paisaje de su entorno que los lleve a grandes visiones iluminadas en donde se percibe la cotidianidad desde otra realidad. Ahora bien, otra de las cosas que hace tan interesante la aportación de la narrativa de José López Avendaño es que está proponiendo una literatura del entorno desde un enfoque íntimo, estético, clásico a la vez que interesado en la propuesta un poco más ambiciosa de una literatura comprometida con su tiempo. Su obra se aparta de la estética del Alt Lit ya tan cansado y desgastado rápidamente por las literaturas (principalmente las poéticas) jóvenes que recurren al facilismo de una supuesta “autenticidad” casada con una cotidianidad anodina.
José López Avendaño pese a su juventud y tal vez por su tradición y compromiso con la literatura con mayúsculas, postula otra perspectiva que si bien no está innovando ni reinventando la narrativa contemporánea, aún así debemos comenzar a contemplarlo como una promesa de las nuevas letras chiapanecas, porque se adentra desde el oficio verdadero y no desde la pose (que ya nos tiene tan cansados) sino que simplemente se compromete a la manera que dice Cyril Connolly a alcanzar una literatura digna de llamarse literatura.
Por otra parte, tendríamos que dedicarle todo un ensayo crítico a la afectación con la que el concepto de literariedad (Marcescou) y de tradición literaria (Bartes) han orillado a la literatura contemporánea a posturas de la posmodernidad que deberíamos cuestionar desde su artificialidad en el campo socio cultural y antropológico de la creatividad, para profundizar más en la imposibilidad de la “autenticidad” del Alt Lit y la poesía hipster milenial. Es decir, realmente poner en tela de juicio el postulado de que la literatura no debe ser literaria o no será. ¡Es absurdo! Tanto como contradictorio. Y es que eso es a lo que siempre nos llevan los caminos de la posmodernidad. Es el uróboros que se muerde la cola y la nueva paradoja de Epiménides. ¿Qué es la poesía actual? Es la paradoja de Epiménides.
Este panorama coloca a los escritores jóvenes ante disyuntivas artificiales de falsos problemas del arte contemporáneo, creando un nuevo frente a su lucha y a su resistencia ante un sistema institucional sin buenos programas de financiamiento o francamente nulos, por un lado; y por el otro la lucha interna de su posición como creativos/as frente a las posturas del arte académico y el nuevo frente de el marketing y las redes mediante las cuales cualquier grupo de veinteañeros puede hacer viral un cartel de los “diez escritores indispensables de México” (no es una metáfora, es real, póngale las risas grabadas y el gift de carcajada en bucle). Todo esto presenta un panorama muy deprimente para la literatura actual. Pero mientras existan escritores comprometidos con la creación desde ese mandato de la tumba sin sosiego que dice: “Los escritores enfrascados en cualquier actividad literaria que no presuponga el intento de crear una obra maestra son víctimas de sí propios y, a menos que estos autoaduladores se limiten a considerar aquellas actividades como su contribución al esfuerzo de guerra, tanto les valdría el pelar patatas”. Es por eso que ahora que estamos sin brújula, perdidos en la histeria de filosofemas de los nuevos sofistas de la estética literaria contemporánea posmoderna.
Necesitamos virar hacia nosotros mismos y también apuntar nuestra mirada hacia afuera y seleccionar con cuidado a esas pocas voces dignas que, entre los jóvenes intentan crear un aporte y no perder nuestro tiempo como los peladores de patatas. ¡Y cómo alcanzaremos semejante hazaña! En esta época en la que los milenials están demasiado acostumbrados a la inmediatez y a lo instantáneo, y que al no ver la fama y la gloria cercanas (de hecho las quieren de inmediato, como palomitas de microwave) entonces se retiran de la república de las letras, ¿para pelar patatas? Quizás, tal vez, no nos interesa. Lo que sí debe interesarnos es que debemos retornar a los principios tradicionales del oficio, de la seriedad, del trabajo, de la constancia, de la propuesta comprometida con la obra, para poder reconocerlos.
Y es que en tan malas condiciones para la cultura, con cada vez más recortes a los presupuestos destinados a los artistas, debemos estar muy atentos de quienes son los escritores y escritoras jóvenes serios y con oficio, que tendrán algo que decir y que por su seriedad y compromiso debemos darles seguimiento como promesas de la literatura emergente, como es el caso de José López Avendaño en Chiapas, Andrés Cisneros de la Cruz en el DF, Marisol Vera Guerra en Monterrey, Edgar Trevizo en Chihuahua, etc; es una larga lista de nombres interminable, pero de algo estoy segura y es que sus nombres no aparecen en esas otras listas de los y las diez “indispensables” del grupúsculo de bebedores de algún Starbucks del DF. Aún así son nombres que por su labor, constancia, seriedad y profesionalismo seguirán llamando la atención desde sus trincheras y dando de qué hablar por el valor de su obra. Sabia virtud de conocer el tiempo decía Renato Leduc. ¡Hagan sus apuestas! Yo por lo pronto pongo mi apuesta a favor del joven López Avendaño como una promesa de la literatura mexicana chiapaneca de la cual esperemos nos dará mucho de qué hablar en el futuro.

















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