Rueda de Escape: La inutilidad del equipaje
- Lilitt Tagle
- 25 nov 2019
- 2 Min. de lectura

LA INUTILIDAD DEL EQUIPAJE
Preparar una valija sin exceder los 23 kg, más un carry con cuyo peso máximo sea de 10 kg, para un viaje de dos semanas, es un reto para cualquiera, pero se vuelve más difícil si ahí deben estar contenidos cuando menos, treinta libros. Como sabemos, el papel tiene una densidad alta y debía llevar suficientes ejemplares para nuestra presentación en la ciudad de Lima y para repartirlos entre otras amistades, ya que es indispensable, cuando se hace un viaje cultural, cargar todo el tiempo en el bolso dos o tres ejemplares de la obra propia, pues estos hacen las veces de tarjetas de presentación, sirven para intercambio, o sencillamente, para leer cuando, de repente, terminas la noche en la embajada de Uruguay en Lima y se ha armado la bohemia y ya han participado otros países y te nace por dentro el orgullo y la necesidad de compartir lo que escribe una mexicana que se siente poeta.
Así que, ante la imposibilidad de disminuir la cantidad de “komorebis” (título de mi último libro), reduje bastante la cantidad de ropa, dispuesta tanto a parecer retrato como a lavar mis prendas interiores en los hoteles correspondientes.
Así viajé hasta la ciudad de Lima. Cuando emprendimos la expedición al Cusco, el equipaje se tuvo que reducir sólo a los 10 kg del carry on compartidos entre dos y una mochila cada quien, por razones de peso y de pesos. La maleta grande se quedó en un hotel de Miraflores, elegante y carísimo distrito de Lima. Una vez acomodadas en Cusco, llegó el día de la excursión a Machu Picchu y solo llevamos las mochilas con un abrigo, agua y algunas semillas y frutos secos. Al llegar a la cima de la montaña Machu Picchu, antes de entrar a la ciudadela, dejamos los abrigos y el agua en el guarda ropas, pues dentro del Parque arqueológico, no hay servicios sanitarios hasta descender otra vez a Aguas Calientes, que es el pueblo en la base de la montaña. Y tampoco hacía frío, por lo que entramos con lo puesto. Sólo el celular en la mano como cámara fotográfica. Uno de los principales objetivos del viaje, no requería más que de nuestra presencia.

















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