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Mi Mochila Viajera

VIAJAR ES TAMBIÉN DECIR ADIÓS


¿Nunca les ha pasado que cuando conoces una nueva ciudad o país, te inunda un sentimiento de tristeza al momento de decir adiós? Quizá porque te encantó el lugar, porque te recordó a alguna persona en especial o incluso porque te sentiste tan cómodo y feliz como en casa, que simplemente ya no te quieres ir.


Esto me ha sucedido muchas veces dentro de México, me encanta dejarme sorprender por los colores, los sabores, olores, la gente, y al finalizar el viaje todo se conjunta para quedarse en mi corazón de forma tan intensa, que a pesar de que pasen los días y regreso a la rutina, mi mente sigue volando a ese momento en que fui tan auténticamente feliz.


Guanajuato es mi ciudad preferida en México. Y no importa cuántas veces regrese, siento como si fuese la primera vez que piso sus calles. Me dejo maravillar y volteo para todos lados como si apenas la estuviera descubriendo.


Si subo al mirador del Pípila, mis ojos se sorprenden por tanto color y las formas en que esas construcciones irregulares con techos rojos y fachadas coloridas, que siento un subidón de adrenalina y la euforia se apodera de repente de mí. No logro resistir el impulso de tomar miles de fotos, no importa si ya tenía algunas iguales, para mí son nuevas en mi mente, ¡nunca me canso!


Antes de irme, debo comprar unas charamuscas para ir degustando mientras bajo por las callejuelas y así tener energía para caminar por el Teatro Juárez, pasar por el Mercado Hidalgo llegar por fin a una de las construcciones más hermosas que tenemos: la Alhóndiga de Granaditas. Aquí me gusta sentarme en la escalinata a contemplar el ir y venir de la gente.


Miles de personas, familias enteras, niños corriendo, parejas en pleno romance, turistas despistados, viajeros empedernidos, extranjeros queriendo saber más sobre la Historia de México y otros que quizá llegaron aquí por accidente. No importa, todos quieren una instantánea y algunos entran para recorrerlo y hacer de la experiencia algo más completo.


Ni qué decir de cuando cae la noche y la vida nocturna se activa. Los jóvenes poniendo el ambiente fuera de la Universidad de Guanajuato; los cafés y bares se llenan y da más sed de lo normal.


Cuando ya estoy más preparada para la fiesta y conocer gente nueva, me uno a las Callejoneadas, en las que solo veo caras contentas, todos cantando y se siente la alegría por estar allí.


Por eso ahora sé bien que viajar es también decir adiós. Cada vez que me despido de mis lugares preferidos, siento que una parte de mí se queda en ese destino. Pero tengo que seguir adelante y continuar. Nada me impide regresar, pero por ahora la aventura se acabó.

Aviso Oportuno

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