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Mi Mochila Viajera


LOS VIAJES Y LAS REDES SOCIALES


Cada que se acerca un nuevo viaje, nos emocionamos, buscamos información útil sobre el próximo destino y hasta marcamos con rojo los lugares más deliciosos para comer (muy importante). Pero en ocasiones, una vez que terminan los preparativos y llegamos al lugar de nuestros sueños, convertimos la experiencia en una pesadilla -sin saberlo-.


El uso de las redes sociales se ha intensificado en los últimos años. Tan solo en México, ocupamos el cuarto lugar a nivel mundial en cuanto a su utilización se refiere. De acuerdo con catedráticos de la Universidad Nacional Autónoma de México, alrededor de 63 millones de mexicanos están conectados día y noche. ¿Bendita tecnología?


Depende del punto de vista. Tal es el apego a la atención pública, que antes incluso de probar un platillo nuevo, o sin siquiera pasar varios minutos explorando un lugar, lo primero que deseamos hacer es postear la foto en nuestros perfiles sociales para obtener la burda aceptación de nuestros supuestos amigos.


Para las nuevas generaciones esto se ha convertido en algo muy natural, pero no a todos cae en gracia. El turismo ha cambiado de formas preocupantes, puesto que hoy en día a la gente le interesa más visitar un destino “Instagrameable”, que un lugar que realmente aporte algo más para su vida diaria. ¿Te has dado cuenta de esta tendencia?


El sitio Hoteles.com hizo un estudio, denominado Mobile Travel Tracker, el cual arrojó datos muy interesantes: el 21% de las personas entre 20 y 30 años pasan más de cuatro horas pegados al celular durante sus vacaciones. El objetivo principal de esta práctica es, por supuesto, subir fotos y esperar a que caigan los likes o comentarios positivos de sus contactos.


Ni qué decir del problema público de salubridad en algunas playas o zonas arqueológicas, cada vez más desgastadas y a punto de cerrar por la horda de visitantes que solo quieren la foto del recuerdo y ni se toman la molestia de leer la historia o -más grave aún- llevarse su basura cuando dejan los recintos.


Triste, muy triste.


Como bloguera de viajes puedo estar cayendo en una contradicción, puesto que mi misión principal es justamente dar a conocer los lugares de mayor interés para visitar en tu propia ciudad o en cualquier lado de México. Por lo tanto, también me detengo a tomar unas cuantas instantáneas y también mis amigos me odian por no dejarlos comer antes de fotografiar lo que estoy a punto de engullir.


De hecho, a veces he pensado en olvidarme de todo y solamente disfrutar de una rica comida o del atardecer más bello sin compartir nada a los demás. Pero bueno, la idea de tener un blog de viajes es animar a las personas a viajar, pero de manera responsable.


Nadie dice que no tomes fotos, ni que subas lo que quieras a tus redes sociales -pues más allá del bien o el mal, está el derecho de hacer lo que te plazca con tu información-. Sin embargo, te invito a empaparte de la cultura y costumbres del sitio que visites; tomar fotos que realmente enaltezcan tu actividad y aporten algo positivo entre tu comunidad.


Mira bien hacia todos lados; observa más allá del encuadre de tus fotos y déjate maravillar de lo que te rodea, llámese paisajes, personas, momentos, amaneceres, museos… y comparte tu experiencia real, anima a otros a salir de su zona de confort y no solo a dar un “me gusta” fácil.


Las redes sociales son un arma tecnológica que yo en lo particular amo, pero úsalas para crear un bien común y no para ser una plaga más. ¿Tú qué opinas?

Aviso Oportuno

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