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Resoluciona


Política sin política


Tenemos una sociedad que a la virtud la ha mandado por un tubo, o bien es un cuento de la iglesia para intentar retener y dirigir el comportamiento hacia el orden. Y digo cuento porque tenemos más ejemplos opuestos a la virtud en el seno de las religiones, que en lugar de re-ligar se dedican más a afiliar seguidores.


La iglesia y la mayoría de las estructuras religiosas han encerrado el poder de la virtud amarrándola a situaciones milagrosas y santos, en el sentido de “que debemos seguir” esos ejemplos para no vivir en culpa.


La virtud, condición humana en potencia.


La virtud es parte de nuestro potencial y no es algo milagroso. Es una semilla que podemos cultivar, así como los hábitos y patrones no muy deseables los vamos “cultivando” por repetición, por influencia del hogar, de la escuela, del medio ambiente.

La virtud sin cara de ñoñez.

La virtud también es factible desarrollarla y no es cuestión de “ser buenos”, es cuestión de “tenerlos bien puestos”, enfocar atención y asumir por consecuencia poder…lo que sería atractivo para los que se prestan al servicio público. Pues la virtud es poder para crear, solo que desde la armonía por lo que lo creado se mantiene y se recicla sin los desastres en que está colapsando nuestra sociedad en desorden.


Desde dónde uno piensa, lo que piensa.


Las universidades convencionalmente aportaron el pensar crítico y la aproximación sucesiva de lo que llamamos actualmente conocimiento científico. El problema no acogido es que sistemáticamente no cuestionamos nuestra manera de pensar, de sentirnos y de actuar, de hecho separamos esos tres procesos en la práctica. Resultado, una vida de locos, caos, desempoderamiento y por lo tanto utilizar el recurso de la imposición, simulación, temor para conseguir y hacer cosas.


Hay progreso y encantamiento en la forma; nuevas tecnologías y herramientas pero los problemas de uno como ser humano siguen siendo los mismos, solo que ahora revestidos en la forma y agravados al grado de que los descubrimientos que hemos compartido solo están generando nuevas enfermedades, aumento del hambre, políticos desquiciados que se olvidan que la política se fundamente en la Virtud.


Pensar en virtud como base de la política es darle orden al caos, es querer y dirigirse a plasmar en el orden social lo que ya antes está en el pensar en función de una sociedad convivencial, con garantías, con oportunidades persuasivas para su crecimiento.


Vaciar caos de pensares, ordenar ideas y conectar con emoción apropiada.


Pero todo queda en ideal, en lo que vulgarmente llamamos platónico. Lo que hay que observar es que una mente recta, ordenada, que sepa bajar la ansiedad y por lo tanto es una mente que antes que plasmar cosas y situaciones requiere saber manejarse para que las emociones no traicionen el pensar. Con esto entramos a la importancia de saber dirigir la atención y provocar sentimientos acordes a un pensar clarificado. La meditación es la utilidad que tiene, lejos de una experiencia muy mágica y meramente catártica como occidente tacha esta práctica y también lejos de como muchos “místicos” no correlacionan la meditación con la experiencia cotidiana integrada, armónica y poderosa. Así tenemos un intelectualismo en caos porque no ha iniciado el trabajo sobre el devenir de sus pensamientos y sentimientos para quedarse en el “es que así reaccionamos los humanos” y una New Ege perdida en la experiencia sin sentido, solo para evadir las problemáticas que hemos creado.


Una política que dignifica empieza por el propio individuo donde se cuestiona desde dónde pienso lo que pienso, que tendencias tengo, hacia donde me jalan los pensamientos, que relación guarda mi sentir con los pensamientos, por qué hablo de oportunidades y cacheteo a mi esposa, por qué mis temores me envuelven.


Imitar, sí…luego trascenderlo, lo que no hemos hecho.


Dejar atrás la idea que nos han metido histórica y culturalmente de que “así somos”, de que somos tremendamente reactivos ante un impulso, de que vivir con sentimiento de culpa es bueno para no salirnos del huacal, siempre seguir a alguien ya que es más fácil pero no eficaz, por lo que emprender la aventura de desbaratar nuestro pensar y sentir para empezar a reconfigurarlo desde uno mismo es la clave para iniciar la crítica hacia uno mismo para empoderarnos desde lo que uno quiere, así genero mi armonía e influyo desde esta manera co-creando en la medida en que asuma mi batalla contra el sí mismo que la cultura desde el otro me indilgo y yo como cenicienta acepté. La imitación es solo una parte, requerimos trascender la imitación de lo que nuestros padres, guías, vacas sagradas, y todo sistema de autoridad nos han estado deteniendo como ovejas.


*Atención terapéutica, desarrollo personal, cursos, conferencias y talleres comunicarse al

312-194-8753




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