top of page

En palabras Llanes: Mariana, Mariana

Por Alberto Llanes.

Mariana, Mariana


«Oye Carlos, porqué tuviste que salirte de la escuela esa mañana, oye Carlos, porqué tuviste que decirle que la amabas a Mariana».


Se están celebrando cien años del nacimiento de un personaje importante para Colima y México: Alberto Isaac. Con este motivo y ánimo, en la Universidad de Colima «junto con otras instituciones, dependencias y universidades» se realizaron varias actividades para recordar, celebrar y analizar la vida y obra de este gran personaje, llamado la Flecha Colimense por sus cualidades para el nado.


Alberto Isaac hizo de todo un poco: fue caricaturista «monero», por ende, pintor, perteneció al magisterio «fue maestro», nadador olímpico, cineasta y lo que se haya acumulado y que no tengamos noticia. Dirigió trece películas y estuvo nominado al premio Diosa de Plata en varias ocasiones y 44 veces fue nominado al premio Ariel «ganando once de esas 44». Su documental Olimpiada en México fue nominado a los premios Oscar en el año de 1969.


De esta faceta de cineasta es de lo que voy a hablar en esta breve columna, en especial, de la película Mariana, Mariana «como ya pudieron darse cuenta en el título». Resulta que la historia es de mis favoritas, la leí hace muchos años cuando iba en la secundaria y me atrapó. José Emilio Pacheco también es uno de mis autores favoritos, obvio que en secundaria no tenía ni la más remota idea de quién era José Emilio Pacheco. En los noventa, cuando estaba en la secundaria, justamente, «no, no hagan cuentas, por favor», salió un disco de una banda que me gusta mucho: Café Tacuba, ahí, entre otros éxitos se escuchó en la radio Las persianas, María y, Las batallas. Cuando oí la canción por primera vez, algo me hizo clic, esa historia ya la había oído, ya la conocía, pero… ¿dónde? Claro, en el libro de Pacheco.


Pasó el tiempo e irremediablemente luego de la secundaria llegó el bachillerato, el Cedart Juan Rulfo fue mi mejor opción ¿había otra?, ahí conocí y vi la película, algún profesor o profesora nos la puso y la historia volvió a hacerme clic, ya la había oído, ya la conocía, ya la había leído, pero… ¿dónde? Claro, en el libro de Pacheco «qué importante es leer, carajo». Entonces, en una ocasión hice el ejercicio, leí la novela, vi la película y escuché la canción, todo en un mismo día «porque todo esto se puede hacer en un solo día». Traje todo el tiempo el bolero Obsesión en la mente y, no sólo eso, lo estaba tarareando… mi madre pensó que estaba enamoradísimo y sí, me enamoré de la literatura «para siempre y hasta la fecha», de la música, del cine… Ya estaba enamorado desde antes, por eso entré al Cedart ¿lo comprenden ahora?


Tanto el doctor Amaury Fernández como mi querido amigo, también doctor, Salvador Velazco, mejor conocido como «Maese Mucho Gusto», junto con el doctor, estimado camarada de lucha y checador Marco Vuelvas, tuvieron a bien llevar a cabo esta serie de eventos para homenajear a un grande: Alberto Isaac, que tuvo la osadía de vivir en nuestro terruño, en Comala y utilizar esta zona como centro de sus películas. En lo poco que pude estar e ir, me enteré de datos interesantes, sobre todo de Mariana, Mariana, una película dirigida por la Flecha Colimense que, en principio, no iba a dirigir él.


En reunión de sobremesa, «yo hubiera querido que, con sendos tarros de cerveza, pero mi condición médica aún no me permite tanto», discutí algo con Maese Mucho Gusto que me pareció que daría tema para este espacio. He aquí y brevemente lo que aconteció.


He visto ene cantidad de veces Mariana, Mariana esta historia donde Carlitos se enamora de la mamá de su mejor amigo y que al final no sabemos si fue una alucinación o si todo fue real, aunque sucedió. La he visto solo, en compañía, con gente de mi edad, con diversas parejas, con gente de la Facultad de Letras y Comunicación y así y no sólo la he visto, la he leído y la oído. En esta ocasión la vi con muchos jóvenes, gente de facultad o de bachillerato, incluso, poco más jóvenes que se dieron cita, en pleno fin de semana y en puente, a ver la película del cineasta colimense y que estuvieron presentes en la charla anterior.


Puedo decir que el ambiente fue diferente a las veces en las que he visto la película. Situaciones que, ahora, por el contexto, por modificar patrones, conductas o que, simplemente ya no son bien vistos, generaban en el público visitante una especie de Aura mágica «lo voy a poner en mayúsculas y en cursivas para emular la novela de Carlos Fuentes», especial. Escuchaba a mis espaldas comentarios luego de una situación incómoda o que les parecía chusca. Yo estoy más cercano a la época en que la película se filmó «1987». Sin embargo, está ambientada en 1948 y se respira ese ambiente hostil, vamos a llamarle, donde a los padres se les hablaba de usted, y todo era más rígido, estricto y socialmente eran otras condiciones; todo esto causaba una rareza especial en el público juvenil presente en la sala universitaria de cine ubicada en el Museo Regional de Historia de Colima. Y ahí caí en cuenta del paso de los años…


La familia de Carlitos es una familia tradicional, con ciertos privilegios ya que son dueños de una fábrica de jabones que luego venden a un empresario gringo. El papá tiene un segundo frente, habla un inglés jodido como el de Peña Nieto y todas esas reacciones las pude captar de parte del público universitario. El hermano de Carlitos se mete con la muchacha de la casa, la criada, situación que también causó un poco de escozor en el público presente, alegando que eso ya no es tan bien visto, aunque, comentaron, se siga haciendo.


Cuando Carlitos es cuestionado por el padre; el padre está en actitud de flojera total, casi ni se le entiende a lo que dice y toca, levemente las partes de Carlitos, dijeron algo así como: «mira, los padres (refiriéndose a los religiosos), desde hace cuánto que son pederastas». Yo, en cambio, cuando vi la película por primera vez, nunca pensé en eso de la pederastia religiosa, simplemente veía con cierta envergadura «y no, créanme que no es albur» la posición, vestimenta y rango de los padres. Que yo dijera algo así en contra de ellos, para mis abuelos era que yo estaba ardiendo en las llamas del meritito infierno, así las cosas y era mi palabra contra la suya y se acababa el tema.


Vaya que cambian los tiempos y, con esta película, en este homenaje, lo pude sentir en carne viva. Qué viva mi tocayo de nombre y de mes de nacimiento Alberto Isaac, ¡qué viva!


Y, desde aquí, enhorabuena para los organizadores de este merecido homenaje, este ambiente especial que viví viendo esta película con gente mucho más joven que yo, se las debo a ustedes…



Aviso Oportuno

1/13
1/467
diseño banner 1.1.jpg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
la lealtad (1).jpg
LA LEALTAD NOTICIAS 243 X 400 (4).jpg
bottom of page