Baúl Analítico: Oscuridad una cruda realidad

Por: Gabriel Avila

Oscuridad una cruda realidad

Oscuridad total, esa que te ciega los ojos físicos y te abre los del alma, esta bella penumbra tenue que es la división del día y la noche, la ejemplificación exacta entre vida y la muerte como lo veía la antigua civilización egipcia, pues con la oscuridad de la noche viene la muerte y con la luz del sol viene el renacimiento es decir la vida.

Oscuridad a diferencia de la luz, cuando tú llegas todos se van y con ellos todo se desvanece, desaparece, la gente te huye con el pretexto de que el día ha culminado, para así disponerse a descansar y esperar inconscientemente la vida de nuevo, misma que viene acompañada de la luz del sol, sin embargo cuando tú llegas todo se congela, el tiempo se vuelve lento, las tinieblas se apoderan del entorno, el frío acompaña al ambiente y es muy rara el alma que te hace compañía, sin embargo tú siempre estás ahí, emanando tu esencia, esa misma que marca el cierre de ciclos y que convida al ser humano pensante a la soledad misma, aplicando la famosa frase conocida como “solos venimos a este mundo y así es como nos iremos”, con ello obtenemos la ejemplificación precisa del destino de cualquier ser vivo que habita planeta.

Que curioso durante el día no sentimos temor, no se aprecia la soledad, los seres humanos se conforman con la vista física y se adhiere al cuerpo físico un escudo protector que hace sentir a los individuos mortales en inmortales, pues la presión y ocupación que se viven en el día a día, hacen que nos olvidemos de la realidad de la vida y vivamos en una zona de confort a la que bien podemos llamar piloto automático pues las cosas se hacen más que con un propósito rutinarias, los individuos se levantan y automáticamente cumplen los deberes para sacar los compromisos sociales y cívicos adelante, muchas veces olvidando por completo los aspectos humanitarios desde luego emocionales por la “Falta de tiempo”. Sin embargo cuando cae el anochecer y el sol desaparece del entorno llega lentamente la oscuridad y con ella vienen a acompañarle las tinieblas y el frío, así mismo esto provoca la indiferencia total he imparcial por parte de las personas para con ella, pues al caer la noche un fantasma muy conocido pero también ignorado visita a la mayor parte de los individuos en sus casas, este espectro llamado realidad, que combinándolo con la soledad y la ceguera de la noche pueden formar un verdadero verdugo para el humano, pues no hay peor castigo que tener estos tres enemigos juntos, muchas de las personas que viven en este ciclo de piloto automático huyen de la realidad pues la verdad absoluta es que olvidaron o nunca tuvieron algo porque luchar, son como barcos varados a la deriva en el mar, no toleran la soledad pues pese que muchas personas viven en un círculo social y en un entorno familiar, la verdad es que no sienten el valor de los demás, es decir no se sienten valorados, queridos, respetados y mucho menos amados, desde luego ellos tampoco brindan esto a sus semejantes, provocando así un gran vacío espiritual y emocional en el ser, desde luego con todo esto muy pocos son los que en verdad pueden apreciar y acompañar a la noche con su anfitriona oscuridad.

A todas las personas que cumplen con los requisitos anteriormente mencionados no tienen otra salida más que “planchar oreja” es decir dormir, pues es la única salida alternativa que tienen para huir de la noche y de todo lo que la acompaña, a todas estas personas se les pregunta ¿A caso no tienen dudas o problemáticas existenciales que analizar? Desde luego que acompañar la noche y aprender a convivir con ella y sus acompañantes es algo que todo ser humano pensante y analítico debería poner en práctica porque con ellos viene tiempo y espacio de análisis, de reflexión, planificación, proyección, de encuentro con uno mismo, con el ser interior he incluso para los creyentes con la divinidad, pues aprender a valorar y aprovechar estos tiempos es algo que muy pocos hacen, porque no hay interés mínimo en hacer un cambio y dejar aún lado el temor, esta es una realidad cruda para la mayoría, sin embargo para otros que bien la aprovechan es una realidad simple pero aceptada y para los que padecen insomnio es una tortura pues algunas veces temen a la oscuridad, a la realidad y al destino final, que bien es el mismo para todos, sin duda alguna la verdad es que la oscuridad es una cruda realidad, pero es la viva ejemplificación de la verdad humana, el cierre de ciclos donde hay un inicio pero tarde o temprano llega el fin, teniendo así siempre la esperanza de sentirnos inmortales, creyendo que este momento nunca llegará ni nos tocará.