top of page

Entre otras cosas: Los muchos frentes del feminismo dividido


Los muchos frentes del feminismo dividido


El feminismo es sin duda una de las emergencias humanitarias más imperativas de la actualidad junto con el cambio climático y la pobreza mundial, pero aún cuando pueda haber posturas políticas divididas con respecto a todos los temas, me parece que el feminismo es el único que está dividido desde su interior y a sus márgenes. Si bien el enemigo común de todos los feminismos son la ignorancia y la programación patriarcal machista que prevalece y se reproduce en los actos cotidianos, ni el propio feminismo se salva de algunas conductas no deconstruidas de violencia e imposición de corte patriarcal que se pueden ver en el feminismo anarquista y también en el feminismo queer. También hay que decir que el frente del feminismo fundamentalista o radical que pretende llegar a las raíces del patriarcado para deconstruirlo y reconstruir el tejido social hay una ligera membrana que divide posturas y políticas de activismo. Sobre todo hay que enfatizar en que todo feminismo es legítimo porque todos estos feminismos parten de la misma raíz: el machismo es el enemigo y el machismo no es propio de la masculinidad pues también se puede expresar desde la feminidad en un complejo entramado de programas neurolingüísticas cotidianos, ante los que debemos estar atentos como sociedad si queremos sobrevivir como especie.


Uno de los problemas ante los que tiene que luchar el feminismo es entonces la desinformación, la programación sistemática de las sociedades patriarcales, y la falta de comprensión global de las consecuencias en términos de red de redes y teoría de la complejidad. Esto quiere decir que si en Gaza las niñas son vendidas como animales y casadas y violadas esto repercute en la política, la economía, el mantenimiento de recursos sustentables e infraestructura devaluada por la guerra. Si se inicia una guerra contra el narco, el narco va a generar mecanismos de supervivencia y expansión que repercutirán en la trata de blancas, la violación y secuestro de niñas y jóvenes, etc. La guerra en sí misma es el máximo epítome del patriarcado. El uso y aprovechamiento desfasado y brutal de la tierra y de todos sus recursos son una postura completamente machista.


Hablamos de red de redes de actos y consecuencias pero ¿qué hay de las redes sociales?. Sucede que las redes sociales son indicadores de la salud mental e intelectual de las sociedades que se expresan a través de ellas. Y las redes sociales suelen explotar en odio cada vez que hay una protesta feminista en el mundo. Por lo cual podemos inferir que el común denominador de las sociedades oponen una gran resistencia al concepto de feminismo y tampoco se detienen a descifrar los trasfondos de las manifestaciones, por eso la gente ocupa horas de su tiempo y espacio en redes para denigrar las pintas pero no se tomaron tiempo para hablar sobre los feminicidios, los casos de niñas violadas embarazadas, la violencia sexual contra jóvenes y hacia mujeres indígenas. Sencillamente no hay más parámetro que las viejas medidas del patriarcado misógino de vieja guardia y con éstas ametrallan con la lengua y revíctimizan con las palabras.


El feminismo tiene muchos frentes que pelear pero desgraciadamente también tiene peligrosas manifestaciones que son peligrosas para el feminismo en sí, más que para aquello que se busca erradicar: el machismo. Necesitamos también ser maduros como sociedad para entender porqué surgieron estas manifestaciones y cuál es la legitimidad de su lucha dentro y fuera del feminismo, como es el caso del feminismo queer y “feminismo” trans. Explico el uso de las comillas en éste último: la lucha transexual se ha subido a varias luchas, en primer lugar a la del movimiento LGBTTTIAQ y por el otro al feminismo. Sin embargo es bien peligrosa la intrusión que el movimiento trans ha hecho hacia el feminismo ya que su lucha aún se encuentra a debate, pese a que la comunidad científica de la salud mental ha declarado recientemente la exclusión del catálogo de enfermedades mentales a la disforia de género. Pero ese paso que hoy ocurre como respuesta a las luchas y manifestaciones ganadas por el movimiento del arcoiris, pudiera no permanecer en la próxima década debido a las múltiples problemáticas que aún no han sido respondidas en torno a los estudios científicos, psicológicos y psiquiátricos de la disforia; así como también respecto a la aplicación de programas y políticas públicas que se involucran con la educación sexual en la infancia, los derechos a la cultura y en última instancia y en resumen: el derecho a la heterosexualidad y al binarismo no opresor fundamentado sin roles de género. Pero esto suena demasiado fácil y la aplicación de dichas teorías queer corren el grave riesgo de caer en lo que critican, pues postulan que la heterosexualidad no existe que es mero resultado de la heteroformatividad educativa y cultural en la infancia; y que debe ser exterminada a través de programas de educación de la sexualidad “neutra”. Las preguntas como los riesgos son obvios en este experimento social que la comunidad trans pretendería implementar para que los hijos de los demás sean criados como ellos hubieran querido ser criados, para crear un mundo mejor a su manera.


El feminismo queer toma esencialmente los argumentos más legítimos de la lucha humanitaria por las mujeres, pero no estamos seguras de qué tan comprometidos están con las mujeres no transgénero. Cuando las feministas salen a las calles a protestar con sus pañuelos verdes y gritan: “derecho a mi cuerpo”, para la comunidad de “mujeres” trans es un significado completa y absolutamente diferente. Cuando el feminismo dice: “quiero mi derecho a vestir como yo quiera, no fue mi falda, no era como iba vestida, tú eres el violador”; para la comunidad trans tiene otro significado: derecho a expresar en el aspecto físico su sentir para estar acorde a su identidad de género. No es lo mismo. Cuando la mujer lucha por su derecho a decidir sobre su vida y su cuerpo es en un sentido de un imperativo biológico. En cambio nadie en la comunidad trans morirá por no vestirse como mujer o por no hacerse una operación cosmética de reasignación de sexo. Sin embargo sufren exactamente igual el riesgo de feminicidio debido al problema central al que combate el feminismo radical y que concentra a todos los feminismos, así como al movimiento LGBTTTQIA.


El principal riesgo que representa para los feminismos el feminismo trans (por lo cual lo vuelve otro frente de lucha) son ciertas posturas que ya no debemos llamar radicales sino fascistas y que pretenden el exterminio del binarismo y emanciparnos de la heterosexualidad “impuesta y opresora”. A lo que cientos de personas tanto gays como heteros decimos: no por favor y no muchas gracias. Y es que eso ya no es feminismo, es una lucha completamente distinta y que debe ser luchada desde su propia trinchera en la aceptación de sí como trans y no como feminismo. Pues el feminismo no está luchando para extirparle la identidad de género a la mujer, ni a los heterosexuales, ni al hombre mismo, ni a nadie, para decir las cosas como son. No es nuestra lucha, no nos interesa que los hombres dejen de ser hombres y “se descubran un día que siempre fueron mujeres internas”. El feminismo lo que busca es que sea visibilizada la masculinidad tóxica y el machismo para poder confrontarlo como sociedad y cada quien desde su propia experiencia como individuo.


Otro frente en esta guerra nada fría es el feminismo lesbico. Al igual que el movimiento de “mujeres” trans está colocado en la postura e interpretación (con frecuencia acomodaticia y convenenciera) de la teoría de género queer establecida por Judith Butler, y que está cayendo en riesgosas posturas que sostienen que toda mujer debe convertirse en lesbiana y que el hombre ya no es indispensable para la supervivencia de la humanidad. Éstas están como las Gazorpazorp de Rick y Morty. Al mismo tiempo transgreden el derecho a la identidad sexual y a la orientación sexual de la mujer heterosexual, con base a un fundamento a mi parecer erróneo y todavía debatible por la filosofía bioética: la sexualidad es cultural y no biológica.


Por último se encuentra el frente feminista anarquista, y aquí sí nos encontramos con la mera madre del desmadre. El anarquismo en sí ha dado muestras a través de sus diversas manifestaciones de ser especialista en “reventar” luchas. A la lucha a la que se suman la revientan con actos de violencia, perjudicando a los integrantes de dichas protestas, díganse indigenistas, campesinos, ecologistas, etc. Porque hay que decirlo: el anarquismo se ha prestado para generar una contracultura juvenil violenta que gusta de expresarse a través de la destrucción iconoclasta y vandálica. También hay un enorme grado de inmadurez entre sus integrantes (hombres y mujeres) que aunque también han leído por encima a Gramsci, Marx, Engels, Nietzsche, no están emocionalmente preparados (y tal vez tampoco académicamente) para coaligar la teoría con el activismo. Hace pocos meses hubo una manifestación anarquista afuera de una librería Gandhi de la ciudad de México a la que querían incendiar porque “la lectura es de la burguesía”. Este es uno de los frentes más peligrosos puesto que cada movimiento al que se suman, marchan a su lado en las calles pero llegan y destruyen como si fueran una horda de Gremlins. Su indignación es genuina. Los motivos para protestar siempre son legítimos. Lo que no es ni digno ni legítimo es el trasfondo de deseos de violencia y destrucción que les identifica y que siempre termina por perjudicar a los activistas pacifistas y por último a los objetivos por los que se lucha. Hay un trasfondo psicológico de rabia contenida, de impotencia, de problemas de división intra familiar y violencia, educación deficiente, sumadas a una falta de estructura y de madurez para comprender el anarquismo como teoría social.


Ante tanto divisionismo y luchas dentro de las luchas ¿cuáles son las alternativas reales del feminismo actual? El futuro del feminismo yace en el feminismo radical y fundamentalista pues va a la raíz del problema. Se necesita a nivel de emergencia nacional que se tomen medidas para comenzar a implementar programas educativos de educación sexual desde la perspectiva feminista y de género, para todos los niveles educativos, incluyendo nivel universitario y posgrado. Se requiere que desde el Gobierno Federal se aprueben las solicitudes que las feministas y los grupos internacionales como la ONU y Amnistía Internacional Mujeres y la UNICEF presentan para la intervención socio cultural y educativa en pro de la enseñanza feminista. Ese es el único frente que debe lucharse. Escuchar las minucias y delicadezas de los intersticios tópicos entre las diferentes posturas feministas es tiempo perdido que podría aprovecharse para luchar en un solo y verdadero frente: la ignorancia. Por otro lado, estos feminismos desde sus posturas todavía deben evolucionar y encontrar los modelos más empáticos y efectivos de sustentarse. Se requiere de un verdadero compromiso con la razón y aunque no nos guste decirlo en tiempos de posmodernidad, con la verdad misma.



Aviso Oportuno

1/13
WhatsApp Image 2024-05-15 at 1.09.41 PM.jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
La Lealtad 243x400px.jpg
BANNERS INUNDACIONES_LA LEALTAD (1).jpg
bottom of page