top of page

El Cartero Deshonesto: Escribir poesía es otra forma de encontrar la frontera


Escribir poesía es otra forma de encontrar la frontera


Te diría que fuéramos al río Bravo, pero debes saber ya no hay río ni llanto es el título de uno de los mejores libros de Jorge Humberto Chávez. Publicado en 2013, se hizo acreedor del Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en ese mismo año. La importancia que tiene el libro no yace en los galardones obtenidos, tampoco en la casa editorial que lo publicó, el Fondo de Cultura Económica, sino en lo que representa para la poesía mexicana. La primera parte de cuatro, llamada “Crónicas” contiene acaso los poemas más logrados y sinceros que se han escrito en torno a la violencia en la frontera norte de México. El autor no se limita a describir la problemática superficialmente, más bien la explora desde la raíz y concluye que ésta debe ser relatada sin censura y desde sus efectos en la vida cotidiana de las personas. De esta manera, en “Otra crónica” nos narra:



en 1990 los policías iban al Río Bravo a pescar muchachas que esperaban en la orilla para cruzar a El Paso


en el año 2010 ya sin río casi un migra y Sergio Adrián de 13 años pelearon él con una piedra en su mano y el agente con un revólver


ese mismo año en una tienda de Salvárcar el empleado se negó a pagar una extorsión y recibió un tiro en la cara


y 17 vecinos suyos fueron cazados uno a uno mientras celebraban la victoria de un partido de fútbol


oh jóvenes hijos de Cadmo yo sé que quisieran estar en otra parte pero hoy están aquí cantaba el viejo Ovidio.



El término clave para acercarse a la poesía que propone Chávez es, sin duda, “Frontera”. Una frontera que a veces se presenta como sitio tangible, ubicado entre Ciudad Juárez y El Paso y las más como lugar poético, donde el autor pone en práctica su sensibilidad humana y el lector reconoce que vivir el mundo duele. Sin embargo, la palabra “Frontera” también se ve reflejada en la forma general del libro, en ese margen que Chávez crea al utilizar párrafos breves que están a caballo entre la prosa y el versículo; y en ese desierto que se abre cuando la poesía comparte sitio con los hechos, o, como decía el viejo Aristóteles, lo que ocurrió y lo que pudo haber ocurrido. Esto se dice de mejor manera en el poema titulado “El río”:


La ciudad es una. Un río sucio la parte en 2: ciénaga de sudores. La poesía es muchas: palabras que transmutan apenas cruzas este río. Una mirada escruta desde los arbustos el paso verde en el agua. Aquí es el fin del cerrado corazón, el término de un país huérfano; aquí comienzan otros significados.


Te diría que fuéramos al río Bravo, pero debes saber ya no hay río ni llanto es un libro violento, más no tremendista. La violencia se aborda, como ya he dicho sin censura, pero también sin apelar al patetismo de las escenas. Todo acto violento suscitado en los poemas de Chávez tiene detrás una justificación estética, es decir, no hay violencia sin poesía. Así, en el poema “Crónica de El Campanario”, mientras un muchacho de apenas 20 años es baleado, se escucha “Los caminos de la vida” del Compositor Omar Geles. No hay muerte sin poesía. La muerte es un hecho humano, profundo, que debemos reflexionar en cuanto a que, como el arte, son las únicas puertas que tenemos hacia la trascendencia.


El libro también se encuentra aderezado de escenas cotidianas, alejadas de la idea de violencia en México. Mis favoritos son los poemas que aparecen en la tercera parte, “Poemas desde la autopista” que recuerdan a libros como On the Road de Kerouac o Música del desierto de William Carlos Williams, los cuales modernizaron la idea de viaje en literatura. Estos poemas, en el libro de Chávez, tienen dos funciones: por un lado describir los veloces paisajes del norte mexicano y el sur gringo, y por otro, narrar los cambios del yo poético, pues viajar es transformarse. Leemos en “Conduzco un Honda blanco por el palacio de la luna”:


No sé por qué conduje este coche hasta aquí, pero está claro ahora que voy siguiendo su caminata en los párrafos de un largo desánimo porque secretamente voy parando donde se detuvieron sus pasos también. Soy su mirada errante y soy sus pies contra las líneas blancas de la autopista haciendo la existencia cada vez más tenue y única, soy yo


A la par de esta serie de poemas también me interesan aquellos llenos de momentos íntimos donde, como si acecháramos por una ventana, accedemos a la vida cotidiana del autor. Por allí nos cuenta de sus vacaciones en Acapulco, por allá le vemos agradecido de la persona que plancha su camisa; en otro lado le habla a Deimy Chávez de diccionarios, o bien, la amada duerme mientras él compone un poema que formará parte del presente poemario. Es en estos instantes íntimos donde el autor logra definirse como personaje de su propio libro, al mismo tiempo que reclama su lugar como poeta en su vida.



Aviso Oportuno

1/13
WhatsApp Image 2024-05-15 at 1.09.41 PM.jpeg
organon_Mesa de trabajo 1.jpg
La Lealtad 243x400px.jpg
BANNERS INUNDACIONES_LA LEALTAD (1).jpg
bottom of page